Durante una conversación en el Milken Institute, en la antesala de las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial, Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, se refirió a la Argentina como un caso testigo en disciplina fiscal. Señaló que el país está aplicando un “ajuste muy drástico” y que el éxito del mismo dependerá de la capacidad del gobierno de obtener respaldo social.
Argentina en el radar del FMI
“Argentina está llevando adelante un programa de ajuste muy drástico. El éxito va a depender de lograr que la gente acompañe”, afirmó Georgieva ante una pregunta sobre los desafíos de reducir déficits fiscales de forma sostenible. La frase resonó como un reconocimiento al rumbo adoptado por el país, pero también como una advertencia sobre la necesidad de legitimidad social para sostener las reformas.
Georgieva comparó el caso argentino con experiencias pasadas en Europa Central y del Este, donde gobiernos que aplicaron severos recortes lograron ser reelegidos gracias a la confianza pública. “Líderes valientes hicieron cosas muy difíciles, recortaron pensiones y salarios en un 40% o 50%, y fueron reelegidos”, ejemplificó.
Déficit, confianza y comunicación
La funcionaria explicó que el desafío no es sólo económico, sino también comunicacional. “Hacer que la gente entienda que un déficit en expansión y mayor gasto no necesariamente son buenos para ellos” sigue siendo una tarea pendiente, aseguró.
Para Georgieva, el éxito de un programa de consolidación fiscal requiere tres pilares: crecimiento económico, equilibrio presupuestario y credibilidad. Subrayó que no basta con recortar el gasto, sino que se necesitan políticas que estimulen la inversión y la actividad económica.
Un mensaje para los mercados
Durante el encuentro, Georgieva también sostuvo que los desequilibrios fiscales envían señales negativas a los mercados y que la previsibilidad es clave. “Es una señal muy importante, incluso para el sector privado, que exista un camino para reducir el déficit”, dijo.
En su intervención sobre la economía estadounidense, señaló que si bien muestra signos de enfriamiento, sigue siendo “resiliente”, y que decisiones como la baja de tasas por parte de la Reserva Federal buscan mantener el impulso sin alimentar desequilibrios.
Consenso o desgaste
Georgieva concluyó su exposición con un mensaje político: “Necesitamos llevar a la gente con nosotros para resolver un problema que, de otro modo, va a seguir sobre nuestras espaldas y va a arrastrar el crecimiento económico hacia abajo”.
En ese marco, la funcionaria volvió a remarcar que el respaldo social no es un detalle, sino una condición indispensable para la viabilidad de cualquier plan de ajuste, incluso aquellos que el FMI considera ejemplares.
Durante un evento en el Milken Institute, la directora del FMI, Kristalina Georgieva, citó a la Argentina como ejemplo de disciplina fiscal. Destacó el ajuste en marcha y advirtió que su éxito dependerá del acompañamiento social. También señaló la importancia de comunicar las decisiones económicas para sostener reformas estructurales.
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Durante una conversación en el Milken Institute, en la antesala de las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial, Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, se refirió a la Argentina como un caso testigo en disciplina fiscal. Señaló que el país está aplicando un “ajuste muy drástico” y que el éxito del mismo dependerá de la capacidad del gobierno de obtener respaldo social.
Argentina en el radar del FMI
“Argentina está llevando adelante un programa de ajuste muy drástico. El éxito va a depender de lograr que la gente acompañe”, afirmó Georgieva ante una pregunta sobre los desafíos de reducir déficits fiscales de forma sostenible. La frase resonó como un reconocimiento al rumbo adoptado por el país, pero también como una advertencia sobre la necesidad de legitimidad social para sostener las reformas.
Georgieva comparó el caso argentino con experiencias pasadas en Europa Central y del Este, donde gobiernos que aplicaron severos recortes lograron ser reelegidos gracias a la confianza pública. “Líderes valientes hicieron cosas muy difíciles, recortaron pensiones y salarios en un 40% o 50%, y fueron reelegidos”, ejemplificó.
Déficit, confianza y comunicación
La funcionaria explicó que el desafío no es sólo económico, sino también comunicacional. “Hacer que la gente entienda que un déficit en expansión y mayor gasto no necesariamente son buenos para ellos” sigue siendo una tarea pendiente, aseguró.
Para Georgieva, el éxito de un programa de consolidación fiscal requiere tres pilares: crecimiento económico, equilibrio presupuestario y credibilidad. Subrayó que no basta con recortar el gasto, sino que se necesitan políticas que estimulen la inversión y la actividad económica.
Un mensaje para los mercados
Durante el encuentro, Georgieva también sostuvo que los desequilibrios fiscales envían señales negativas a los mercados y que la previsibilidad es clave. “Es una señal muy importante, incluso para el sector privado, que exista un camino para reducir el déficit”, dijo.
En su intervención sobre la economía estadounidense, señaló que si bien muestra signos de enfriamiento, sigue siendo “resiliente”, y que decisiones como la baja de tasas por parte de la Reserva Federal buscan mantener el impulso sin alimentar desequilibrios.
Consenso o desgaste
Georgieva concluyó su exposición con un mensaje político: “Necesitamos llevar a la gente con nosotros para resolver un problema que, de otro modo, va a seguir sobre nuestras espaldas y va a arrastrar el crecimiento económico hacia abajo”.
En ese marco, la funcionaria volvió a remarcar que el respaldo social no es un detalle, sino una condición indispensable para la viabilidad de cualquier plan de ajuste, incluso aquellos que el FMI considera ejemplares.