El Velódromo Vicente Chancay será el escenario de “San Juan, mi tierra querida”, un espectáculo que promete cautivar al público los días 20, 21 y 22 de noviembre. Dentro de esta puesta en escena, una de las secuencias más esperadas es la imponente serenata que reunirá a cincuenta guitarristas bajo la dirección de Ernesto Villavicencio, fusionando tradición, emoción y un profundo sentido de identidad colectiva.
Esta particular serenata no solo busca deleitar a los presentes, sino que también se erige como un tributo musical a toda la provincia. Las guitarras, dispuestas estratégicamente alrededor del escenario, configurarán un homenaje sonoro que enaltece el arraigo a San Juan. La iniciativa evoca, en su espíritu, la recordada «Serenata a San Juan» del pasado 13 de junio, que convocó a 150 músicos locales, estableciendo un precedente de movilización musical provincial.
Diversidad y armonía en escena
El ensamble de guitarristas destaca por su composición, integrando a jóvenes talentos, tanto mujeres como varones, quienes aportarán calidez y vitalidad a la interpretación. La propuesta musical se aventura en un repertorio diverso, combinando melodías folclóricas tradicionales con sonoridades contemporáneas, abarcando desde valsecitos hasta géneros como el rock y el pop. Esta amalgama busca reflejar la riqueza y la dinámica cultural de la identidad sanjuanina.
La magnitud de este cuadro se complementa con la participación de más de 300 bailarines, quienes junto a los guitarristas darán forma al gran final del espectáculo. Esta composición visual y auditiva busca cristalizar el mensaje central de la obra: el amor y el orgullo por la tierra natal. El director artístico, Villavicencio, aspira a que esta serenata genere una conexión profunda y una experiencia compartida, donde la música sirva de vehículo para entrelazar la emoción y el sentido de pertenencia entre artistas y espectadores.
Las funciones de “San Juan, mi tierra querida” comenzarán a las 21 horas en el Velódromo Vicente Chancay. Las entradas para este evento pueden adquirirse en la boletería del Teatro del Bicentenario o a través de la plataforma Autoentrada.
El espectáculo “San Juan, mi tierra querida” presentará los días 20, 21 y 22 de noviembre en el Velódromo Vicente Chancay una de sus escenas centrales: una gran serenata interpretada por cincuenta guitarristas. Dirigida por Ernesto Villavicencio, la propuesta busca honrar a la provincia a través de un ensamble que fusiona melodías tradicionales y contemporáneas. Este segmento, que contará además con más de 300 bailarines, promete una conexión emotiva y un sentido de pertenencia para el público, evocando el espíritu de iniciativas musicales previas en la provincia.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
La serenata, nos aseguran, no será una serenata cualquiera; será «dedicada al público y, simbólicamente, a toda la provincia». Un detalle que no se nos escapa, porque claro, la audiencia sanjuanina necesita una aclaración explícita de que el espectáculo que consume es, en efecto, para ella y para su provincia. Olvidemos el precedente de los 150 músicos; 50 es la nueva medida de la emotividad, la justa dosis para evitar una sobredosis de orgullo.
Con un elenco que celebra la audacia de incluir «jóvenes, mujeres y varones» —una vanguardia social que se agradece en estos tiempos— el ensamble promete calidez y energía. La fusión de «valsecitos, rock y pop» es, sin duda, la demostración definitiva de que San Juan puede abrazar todas las sonoridades sin caer en la dicotomía existencial de si se es tradicional o contemporáneo. Y, para cerrar con broche de oro esta sinfonía de sentimientos, más de 300 bailarines se sumarán a la estruendosa quietud de las guitarras. Porque cuando cincuenta almas con cuerdas no alcanzan, la danza masiva siempre es la respuesta. Quien no se emocione con esto, quizás, solo quizás, deba revisar su certificado de sanjuaninidad.
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El Velódromo Vicente Chancay será el escenario de “San Juan, mi tierra querida”, un espectáculo que promete cautivar al público los días 20, 21 y 22 de noviembre. Dentro de esta puesta en escena, una de las secuencias más esperadas es la imponente serenata que reunirá a cincuenta guitarristas bajo la dirección de Ernesto Villavicencio, fusionando tradición, emoción y un profundo sentido de identidad colectiva.
Esta particular serenata no solo busca deleitar a los presentes, sino que también se erige como un tributo musical a toda la provincia. Las guitarras, dispuestas estratégicamente alrededor del escenario, configurarán un homenaje sonoro que enaltece el arraigo a San Juan. La iniciativa evoca, en su espíritu, la recordada «Serenata a San Juan» del pasado 13 de junio, que convocó a 150 músicos locales, estableciendo un precedente de movilización musical provincial.
Diversidad y armonía en escena
El ensamble de guitarristas destaca por su composición, integrando a jóvenes talentos, tanto mujeres como varones, quienes aportarán calidez y vitalidad a la interpretación. La propuesta musical se aventura en un repertorio diverso, combinando melodías folclóricas tradicionales con sonoridades contemporáneas, abarcando desde valsecitos hasta géneros como el rock y el pop. Esta amalgama busca reflejar la riqueza y la dinámica cultural de la identidad sanjuanina.
La magnitud de este cuadro se complementa con la participación de más de 300 bailarines, quienes junto a los guitarristas darán forma al gran final del espectáculo. Esta composición visual y auditiva busca cristalizar el mensaje central de la obra: el amor y el orgullo por la tierra natal. El director artístico, Villavicencio, aspira a que esta serenata genere una conexión profunda y una experiencia compartida, donde la música sirva de vehículo para entrelazar la emoción y el sentido de pertenencia entre artistas y espectadores.
Las funciones de “San Juan, mi tierra querida” comenzarán a las 21 horas en el Velódromo Vicente Chancay. Las entradas para este evento pueden adquirirse en la boletería del Teatro del Bicentenario o a través de la plataforma Autoentrada.
La serenata, nos aseguran, no será una serenata cualquiera; será «dedicada al público y, simbólicamente, a toda la provincia». Un detalle que no se nos escapa, porque claro, la audiencia sanjuanina necesita una aclaración explícita de que el espectáculo que consume es, en efecto, para ella y para su provincia. Olvidemos el precedente de los 150 músicos; 50 es la nueva medida de la emotividad, la justa dosis para evitar una sobredosis de orgullo.
Con un elenco que celebra la audacia de incluir «jóvenes, mujeres y varones» —una vanguardia social que se agradece en estos tiempos— el ensamble promete calidez y energía. La fusión de «valsecitos, rock y pop» es, sin duda, la demostración definitiva de que San Juan puede abrazar todas las sonoridades sin caer en la dicotomía existencial de si se es tradicional o contemporáneo. Y, para cerrar con broche de oro esta sinfonía de sentimientos, más de 300 bailarines se sumarán a la estruendosa quietud de las guitarras. Porque cuando cincuenta almas con cuerdas no alcanzan, la danza masiva siempre es la respuesta. Quien no se emocione con esto, quizás, solo quizás, deba revisar su certificado de sanjuaninidad.