La reconocida artista y empresaria Marixa Balli abrió su corazón al compartir un relato profundamente íntimo sobre un aspecto de su vida que hasta ahora había mantenido en reserva: su deseo de ser madre y cómo el accidente que sufrió hace años marcó para siempre esa posibilidad.
Una vida atravesada por un antes y un después
“Me hubiese gustado ser madre. A veces estoy pensando en la adopción. Después del accidente, estuve muy complicada en terapia intensiva y no pude concretar”, confesó conmovida. Sus palabras reflejan un proceso de duelo silencioso, una herida emocional que hasta ahora había mantenido fuera del foco público.
Con una extensa carrera sobre los escenarios y al frente de su emprendimiento Xurama, Balli recordó que desde chica soñaba con formar una familia: “Me encantan los niños, me hubiese encantado casarme, entrar a la iglesia vestida de blanco…”, expresó. Sin embargo, reconoció que el ritmo de trabajo y el éxito en su juventud la alejaron de esos planes personales. “Cuando sos muy pendex y te va muy bien siendo jovencita, pensás que la juventud es eterna”, reflexionó.
El accidente que cambió el rumbo
Balli rememoró aquel episodio traumático que alteró su camino. “No pensé en ese momento en el futuro. Tampoco pensé que me iba a accidentar y que me iba a quedar tan dañado el cuerpo, en terapia intensiva… cosas que pasan, por algo será”, dijo, reconociendo que el impacto fue no solo físico, sino también emocional y existencial.
Una nueva etapa: hablar sin filtros
En esta fase de su vida, Balli se siente más libre para expresar aquello que durante años prefirió callar. “Nunca lo dije y ahora empecé a decirlo porque ya estoy sin filtro y de a poco voy largando cosas”, compartió. Su testimonio evidencia un proceso de introspección y apertura, donde las palabras que antes pesaban se transforman en puentes hacia una mayor autenticidad.
La artista transita hoy un momento donde los logros profesionales conviven con una mirada más profunda sobre lo vivido, lo postergado y lo que todavía puede ser.
La artista Marixa Balli habló con profunda honestidad sobre cómo el accidente que sufrió marcó un antes y un después en su vida. Reveló que el episodio la alejó del sueño de ser madre y reflexionó sobre los planes que no se concretaron. En una nueva etapa personal, se muestra más abierta a compartir su costado más íntimo.
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Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
La reconocida artista y empresaria Marixa Balli abrió su corazón al compartir un relato profundamente íntimo sobre un aspecto de su vida que hasta ahora había mantenido en reserva: su deseo de ser madre y cómo el accidente que sufrió hace años marcó para siempre esa posibilidad.
Una vida atravesada por un antes y un después
“Me hubiese gustado ser madre. A veces estoy pensando en la adopción. Después del accidente, estuve muy complicada en terapia intensiva y no pude concretar”, confesó conmovida. Sus palabras reflejan un proceso de duelo silencioso, una herida emocional que hasta ahora había mantenido fuera del foco público.
Con una extensa carrera sobre los escenarios y al frente de su emprendimiento Xurama, Balli recordó que desde chica soñaba con formar una familia: “Me encantan los niños, me hubiese encantado casarme, entrar a la iglesia vestida de blanco…”, expresó. Sin embargo, reconoció que el ritmo de trabajo y el éxito en su juventud la alejaron de esos planes personales. “Cuando sos muy pendex y te va muy bien siendo jovencita, pensás que la juventud es eterna”, reflexionó.
El accidente que cambió el rumbo
Balli rememoró aquel episodio traumático que alteró su camino. “No pensé en ese momento en el futuro. Tampoco pensé que me iba a accidentar y que me iba a quedar tan dañado el cuerpo, en terapia intensiva… cosas que pasan, por algo será”, dijo, reconociendo que el impacto fue no solo físico, sino también emocional y existencial.
Una nueva etapa: hablar sin filtros
En esta fase de su vida, Balli se siente más libre para expresar aquello que durante años prefirió callar. “Nunca lo dije y ahora empecé a decirlo porque ya estoy sin filtro y de a poco voy largando cosas”, compartió. Su testimonio evidencia un proceso de introspección y apertura, donde las palabras que antes pesaban se transforman en puentes hacia una mayor autenticidad.
La artista transita hoy un momento donde los logros profesionales conviven con una mirada más profunda sobre lo vivido, lo postergado y lo que todavía puede ser.