En una de las jornadas más tensas desde el inicio de la gestión libertaria, la Cámara de Diputados se convirtió en el escenario de una ruptura política de magnitud. El bloque del PRO, encabezado por Cristian Ritondo, denunció formalmente un acuerdo «escondido y de espaldas a la sociedad» entre La Libertad Avanza (LLA) y Unión por la Patria para designar a los nuevos integrantes de la Auditoría General de la Nación (AGN).
El operativo de las 3 de la mañana
El conflicto estalló pasadas las 3:00 AM, en medio del debate por el Presupuesto 2026. De manera sorpresiva y fuera del temario previsto para las sesiones extraordinarias, el oficialismo impulsó una moción sobre tablas para votar la terna de auditores que representarán a la Cámara Baja en el organismo de control. Según relataron legisladores de la oposición aliada, los candidatos «esperaban detrás de las cortinas» para prestar juramento apenas terminara la votación a mano alzada.
La maniobra fue calificada por el PRO y la UCR como una «grave violación constitucional», ya que el tratamiento de cargos en la AGN no figuraba en el decreto de convocatoria a extraordinarias enviado por el Poder Ejecutivo. A pesar del retiro masivo de los bloques del PRO, la UCR, la Coalición Cívica y el Frente de Izquierda —quienes vaciaron el recinto en señal de protesta—, el oficialismo logró el quórum necesario con el apoyo del kirchnerismo y bloques provinciales.
Nombramientos y reacciones en el recinto
Bajo este acuerdo, prestaron juramento los siguientes funcionarios:
- Juan Ignacio Forlón: Dirigente de extrema confianza de Máximo Kirchner, quien revalida su lugar en el organismo como parte del acuerdo con el peronismo.
- Mónica Almada: Representante impulsada por La Libertad Avanza y cercana al entorno del presidente de la Cámara, Martín Menem.
- Pamela Calletti: Exdiputada nacional vinculada al gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, en representación de los bloques provinciales (Innovación Federal).
«Es más casta que la casta. No hay nada más por la ventana que nombrar a tres personas a las tres de la mañana entre trampas. No nos tomen por idiotas», disparó el diputado Pablo Juliano (Provincias Unidas) antes de retirarse del recinto.
Crisis en la alianza legislativa
Cristian Ritondo, visiblemente ofuscado, denunció la «falta de códigos» del oficialismo. El PRO emitió un comunicado oficial advirtiendo que la designación es inconstitucional y adelantó que recurrirá a la Justicia para impugnar los nombramientos. Para el macrismo, este «pacto de madrugada» representa una traición a la alianza legislativa que venían sosteniendo con Javier Milei.
Desde el entorno de Mauricio Macri sugieren que este acuerdo fue la «moneda de cambio» para que el kirchnerismo facilitara la aprobación de artículos clave del Presupuesto y la ley de «Inocencia Fiscal». Al día de hoy, la relación entre el PRO y La Libertad Avanza atraviesa su peor crisis. Mientras el Gobierno celebra la obtención de las herramientas económicas para 2026, sus aliados naturales advierten que ya no habrá «quórum automático» ni apoyo garantizado para las próximas reformas en el Congreso.
<p>La Cámara de Diputados de la Nación aprobó de madrugada la designación de los nuevos integrantes de la Auditoría General de la Nación (AGN) mediante un sorpresivo acuerdo entre La Libertad Avanza y Unión por la Patria. La maniobra, realizada fuera del temario de sesiones extraordinarias, provocó la fractura del bloque PRO y denuncias de inconstitucionalidad por parte de la oposición dialoguista.</p>
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Bienvenidos a la Argentina, ese multiverso maravilloso donde la física cuántica permite que los «leones» y los «soldados de Cristina» ocupen el mismo espacio-tiempo a las tres de la mañana sin que colapse el tejido de la realidad. Mientras usted dormía o intentaba descifrar por qué el repelente de mosquitos cuesta lo mismo que un monoambiente en Recoleta, en el Congreso se vivía una escena digna de una película de espionaje clase B: el oficialismo y el kirchnerismo decidieron que, para auditar al Estado, nada mejor que un pacto de caballeros (y de madrugada, para que el sol no arruine el romance). Los libertarios, que venían a prender fuego el Banco Central, terminaron encendiendo las velas para una cena romántica con el Instituto Patria, demostrando que la «casta» no se crea ni se destruye, simplemente se transa en horario de protección al menor.
El despliegue fue tan cinematográfico que los candidatos a auditores estaban literalmente «esperando detrás de las cortinas», como si fueran los participantes de un programa de juegos de los noventa esperando que les digan que se ganaron un lavarropas. Solo que aquí el premio es el control de las cuentas públicas por los próximos ocho años. La escena de los diputados del PRO y la UCR huyendo del recinto para no ser cómplices del «operativo nocturno» nos dejó una postal inolvidable: la Libertad Avanza avanzando, sí, pero de la mano de Máximo Kirchner y bajo el amparo de las sombras, porque a plena luz del día estas cosas suelen dar un poco de alergia democrática. Es fascinante observar cómo el «quórum automático» desaparece más rápido que un sueldo a principios de mes cuando el amor por los cargos golpea la puerta.
En este nuevo orden mundial legislativo, parece que la «fuerzas del cielo» han descubierto que en el infierno también se hacen buenos negocios. El acuerdo para nombrar a Forlón, Almada y Calletti tiene la elegancia de un choque de calesitas y la transparencia de un vaso de petróleo. Cristian Ritondo, envuelto en una furia que ni cinco tazas de café doble podrían calmar, descubrió que en la política argentina los «códigos» tienen la misma validez que un billete de dos pesos. Mientras tanto, en los pasillos del Congreso, el fantasma de la coherencia política fue visto por última vez pidiendo un Uber para alejarse lo más posible de la Avenida Rivadavia. Si esto no es un nivel de surrealismo nivel experto, es que ya nos acostumbramos a que nos tomen por idiotas con el profesionalismo de un cirujano de alta complejidad.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
En una de las jornadas más tensas desde el inicio de la gestión libertaria, la Cámara de Diputados se convirtió en el escenario de una ruptura política de magnitud. El bloque del PRO, encabezado por Cristian Ritondo, denunció formalmente un acuerdo «escondido y de espaldas a la sociedad» entre La Libertad Avanza (LLA) y Unión por la Patria para designar a los nuevos integrantes de la Auditoría General de la Nación (AGN).
El operativo de las 3 de la mañana
El conflicto estalló pasadas las 3:00 AM, en medio del debate por el Presupuesto 2026. De manera sorpresiva y fuera del temario previsto para las sesiones extraordinarias, el oficialismo impulsó una moción sobre tablas para votar la terna de auditores que representarán a la Cámara Baja en el organismo de control. Según relataron legisladores de la oposición aliada, los candidatos «esperaban detrás de las cortinas» para prestar juramento apenas terminara la votación a mano alzada.
La maniobra fue calificada por el PRO y la UCR como una «grave violación constitucional», ya que el tratamiento de cargos en la AGN no figuraba en el decreto de convocatoria a extraordinarias enviado por el Poder Ejecutivo. A pesar del retiro masivo de los bloques del PRO, la UCR, la Coalición Cívica y el Frente de Izquierda —quienes vaciaron el recinto en señal de protesta—, el oficialismo logró el quórum necesario con el apoyo del kirchnerismo y bloques provinciales.
Nombramientos y reacciones en el recinto
Bajo este acuerdo, prestaron juramento los siguientes funcionarios:
- Juan Ignacio Forlón: Dirigente de extrema confianza de Máximo Kirchner, quien revalida su lugar en el organismo como parte del acuerdo con el peronismo.
- Mónica Almada: Representante impulsada por La Libertad Avanza y cercana al entorno del presidente de la Cámara, Martín Menem.
- Pamela Calletti: Exdiputada nacional vinculada al gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, en representación de los bloques provinciales (Innovación Federal).
«Es más casta que la casta. No hay nada más por la ventana que nombrar a tres personas a las tres de la mañana entre trampas. No nos tomen por idiotas», disparó el diputado Pablo Juliano (Provincias Unidas) antes de retirarse del recinto.
Crisis en la alianza legislativa
Cristian Ritondo, visiblemente ofuscado, denunció la «falta de códigos» del oficialismo. El PRO emitió un comunicado oficial advirtiendo que la designación es inconstitucional y adelantó que recurrirá a la Justicia para impugnar los nombramientos. Para el macrismo, este «pacto de madrugada» representa una traición a la alianza legislativa que venían sosteniendo con Javier Milei.
Desde el entorno de Mauricio Macri sugieren que este acuerdo fue la «moneda de cambio» para que el kirchnerismo facilitara la aprobación de artículos clave del Presupuesto y la ley de «Inocencia Fiscal». Al día de hoy, la relación entre el PRO y La Libertad Avanza atraviesa su peor crisis. Mientras el Gobierno celebra la obtención de las herramientas económicas para 2026, sus aliados naturales advierten que ya no habrá «quórum automático» ni apoyo garantizado para las próximas reformas en el Congreso.
Bienvenidos a la Argentina, ese multiverso maravilloso donde la física cuántica permite que los «leones» y los «soldados de Cristina» ocupen el mismo espacio-tiempo a las tres de la mañana sin que colapse el tejido de la realidad. Mientras usted dormía o intentaba descifrar por qué el repelente de mosquitos cuesta lo mismo que un monoambiente en Recoleta, en el Congreso se vivía una escena digna de una película de espionaje clase B: el oficialismo y el kirchnerismo decidieron que, para auditar al Estado, nada mejor que un pacto de caballeros (y de madrugada, para que el sol no arruine el romance). Los libertarios, que venían a prender fuego el Banco Central, terminaron encendiendo las velas para una cena romántica con el Instituto Patria, demostrando que la «casta» no se crea ni se destruye, simplemente se transa en horario de protección al menor.
El despliegue fue tan cinematográfico que los candidatos a auditores estaban literalmente «esperando detrás de las cortinas», como si fueran los participantes de un programa de juegos de los noventa esperando que les digan que se ganaron un lavarropas. Solo que aquí el premio es el control de las cuentas públicas por los próximos ocho años. La escena de los diputados del PRO y la UCR huyendo del recinto para no ser cómplices del «operativo nocturno» nos dejó una postal inolvidable: la Libertad Avanza avanzando, sí, pero de la mano de Máximo Kirchner y bajo el amparo de las sombras, porque a plena luz del día estas cosas suelen dar un poco de alergia democrática. Es fascinante observar cómo el «quórum automático» desaparece más rápido que un sueldo a principios de mes cuando el amor por los cargos golpea la puerta.
En este nuevo orden mundial legislativo, parece que la «fuerzas del cielo» han descubierto que en el infierno también se hacen buenos negocios. El acuerdo para nombrar a Forlón, Almada y Calletti tiene la elegancia de un choque de calesitas y la transparencia de un vaso de petróleo. Cristian Ritondo, envuelto en una furia que ni cinco tazas de café doble podrían calmar, descubrió que en la política argentina los «códigos» tienen la misma validez que un billete de dos pesos. Mientras tanto, en los pasillos del Congreso, el fantasma de la coherencia política fue visto por última vez pidiendo un Uber para alejarse lo más posible de la Avenida Rivadavia. Si esto no es un nivel de surrealismo nivel experto, es que ya nos acostumbramos a que nos tomen por idiotas con el profesionalismo de un cirujano de alta complejidad.