CIPCAMI Monitorea Aguas de San Juan: 382 Muestras Analizadas

Redacción Cuyo News
4 min
Rápido y conciso:

El Centro de Investigación para la Prevención de la Contaminación Ambiental Minero Industrial (CIPCAMI) desplegó una intensa actividad en 2024, realizando 63 comisiones de monitoreo y recolectando 382 muestras de agua en varios departamentos sanjuaninos. Este operativo buscó asegurar la calidad del recurso hídrico, con el ojo puesto en la actividad minera y sus posibles impactos. La institución, que ostenta la certificación ISO9001:2015, trabaja en 121 puntos de monitoreo, algunos en colaboración con la Asamblea del Agua y otros en proyectos mineros específicos. Un esfuerzo que se describe como “crucial” para la gobernanza ambiental en la provincia.

Monitoreo intensivo: Cipcami en la mira de la calidad del agua en San Juan. En lo que va de 2024, el Centro de Investigación para la Prevención de la Contaminación Ambiental Minero Industrial (CIPCAMI) se puso las pilas, llevando a cabo una batería de 63 comisiones de monitoreo de calidad de agua. Los departamentos involucrados en esta cruzada ambiental fueron Iglesia, Calingasta, Jáchal, Ullum, Valle Fértil y Sarmiento. No hablamos de un par de gotitas, sino de 382 muestras recolectadas con el objetivo declarado de asegurar la calidad del recurso hídrico de la provincia. ¿Será que ahora sí nos vamos a enterar qué tan potable es lo que nos llega?

Creado con la misión de supervisar los parámetros de la Ley 24.585 sobre actividad minera y su impacto ambiental, el CIPCAMI opera cual centinela, custodiando la calidad del agua, suelo y aire. ¿Y cómo lo hacen? Monitoreo constante y análisis en el laboratorio de la provincia. La norma nacional, esa que todos citan pero pocos cumplen a rajatabla, es el norte que guía al CIPCAMI en su monitoreo periódico de las cuencas hídricas sanjuaninas. Lo que nos lleva a preguntarnos, ¿antes de este organismo quién controlaba la fiesta?

Desde 2019, el CIPCAMI levanta la bandera de la certificación ISO9001:2015. Un sello de calidad que, en teoría, nos asegura la confiabilidad en la toma de muestras y en los resultados de los análisis. Actualmente, el CIPCAMI tiene bajo la lupa 121 puntos de monitoreo diseminados en las principales cuencas y subcuencas de la provincia. De estos, 13 son coordinados junto con la Asamblea del Agua, mientras que otros se encuentran en zonas específicas como los proyectos Gualcamayo, Veladero y otras cuencas. En cada punto, se hace la tarea completa: se miden parámetros fisicoquímicos in situ, tales como pH, temperatura, conductividad, turbidez y oxígeno disuelto. Algo así como un “está todo bien” hecho y derecho.

Pero ojo, que no se les escape el detalle: en la temporada de lluvias, ni hablar de tomar muestras, porque sino los resultados salen adulterados. En invierno, si el río se congela, habrá que esperar que las temperaturas se dignen a subir. ¿Por qué? Para que las condiciones sean adecuadas. Que nadie vaya a pensar que se toman licencias por capricho, solo un tema climatológico.

La tarea del CIPCAMI, al menos en la teoría, es «crucial» para mantener un equilibrio ambiental en una provincia que respira la actividad minera. Sus datos, supuestamente, informan a las autoridades y a la comunidad sobre el verdadero estado del agua, permitiendo la toma de decisiones basada en información científica, y sobre todo, precisa. Un verdadero esfuerzo que, esperemos, se traduzca en una mejora para el ambiente. ¿O es solo otra entidad que infla informes vacíos? El tiempo y los resultados, como siempre, dirán la última palabra.

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