Nicolás Valentini, el defensor que salió de Boca en medio de una tormenta y llegó a Fiorentina, pasará a préstamo al Hellas Verona sin haber sumado minutos. La movida se da tras la llegada de Pablo Marí a la Fiorentina, que le cerró las puertas al ex Boca. Además, podría desencadenar una cesión en espejo de Daniele Ghilardi hacia Firenze.
Después de un año de conflictos con la dirigencia de Boca y aquella salida escandalosa que lo llevó a la Fiorentina, Nicolás Valentini vuelve a ser noticia. Pero no por su consagración en la Serie A, sino por un nuevo cambio de aire. Resulta que el defensor no jugará en el equipo de Firenze y será cedido al Hellas Verona, uno de esos equipos que lucha con uñas y dientes por mantenerse en la máxima categoría del fútbol italiano.
Si bien a principios de enero fue presentado como la gran adquisición de la Fiore, como jugador libre, la realidad es que no tuvo lugar en el equipo, dejándolo sin chances de sumar minutos. Entonces, para que Valentini no se quede juntando polvo en el banco de suplentes, decidieron mandarlo al Hellas Verona, sin opción de compra, una movida que parece un «acá no hay rencores, pero tampoco hay lugar».
El «efecto dominó» del Calcio
Para colmo de males, la llegada del experimentado Pablo Marí a la Fiorentina, para cubrir la baja de Lucas Martínez Quarta, significó el último clavo en el ataúd de las esperanzas de Valentini en el conjunto Viola. Así las cosas, la idea es que Valentini use al Hellas Verona como trampolín, un lugar donde pueda sumar minutos y empezar a justificar la fama que se ganó en Boca.

Pero la cosa no termina ahí, porque esta movida podría generar un efecto dominó en el mercado de pases del Calcio. Se rumorea que la llegada del argentino al Verona podría llevar a la cesión de Daniele Ghilardi a la Fiorentina, un central de 20 años que es considerado una joyita, aunque todo esto depende de la salida, siempre latente, de Pietro Comuzzo al Napoli. Un verdadero culebrón de la Serie A que nos recuerda a esos mercados de pases donde los jugadores van de un lado a otro como bolitas en un flipper.
Valentini, con apenas 22 años, apenas tuvo una fugaz pasantía por la Fiore, que se resume en cuatro partidos en el banco de suplentes, sin llegar a pisar el campo de juego. Ahora, con el Hellas Verona necesitado como perro que salió a la calle sin pulgas, puede que el ex Boca encuentre esa continuidad que tanto anhela, aunque la situación no pinta sencilla, porque se sabe que la Serie A no regala nada y menos a los defensores centrales.