Marcos Acuña, el ex River, tuvo un partido con altibajos, mostrando su calidad en los centros pero sufriendo en el juego aéreo. Se destacó como opción en ataque, aunque una volea se fue a la tribuna. La actuación del «Huevo» generó debate entre los fanáticos.
Marcos Acuña, el zurdo que supo vestir la banda roja, protagonizó un encuentro de contrastes. El lateral, que deleitó a los hinchas con sus centros venenosos, también mostró algunas debilidades que no pasaron desapercibidas para el ojo crítico del hincha. El “Huevo”, como le dicen algunos, tuvo una actuación que dejó tela para cortar, generando opiniones divididas entre los que lo bancan a muerte y aquellos que no le perdonan ni una.
Si hablamos de centros, Acuña jugó como esos wines de antaño, esos que te clavaban la pelota en la cabeza, pero con rosca. Sus envíos desde la izquierda, especialmente en los tiros de esquina, fueron una pesadilla para la defensa rival. La rosca que le pone a la pelota recuerda a los mejores tiempos de los potreros, esos donde las pelotas viajaban con veneno. Pero no todo fue color de rosas para el ex River.
El juego aéreo: Talón de Aquiles
En el juego aéreo, Acuña sufrió más de la cuenta. Perdió varios duelos, siendo el más peligroso uno contra Vombergar. Acuña, que siempre se destacó por su entrega y garra, se vio superado en esas pelotas divididas. Es que, en el fútbol, no alcanza con tener una zurda mágica, también hay que ir arriba y jugar con el cuchillo entre los dientes en las divididas.
Un rayo de esperanza en ataque
A pesar de las dificultades en defensa, Acuña se mostró como una alternativa de ataque importante. En el primer tiempo, fue un recurso constante, mostrando que, cuando quiere, puede convertirse en un dolor de cabeza para el equipo rival. Sin embargo, la definición no fue su fuerte. Una volea de derecha terminó en la tribuna, dejando claro que aún tiene margen para mejorar en la pegada al arco.
La actuación de Acuña generó debate entre los hinchas. Algunos destacan su calidad en los centros y su despliegue como lateral-volante, mientras que otros le recriminan sus falencias en el juego aéreo. Lo cierto es que el “Huevo” es un jugador que nunca pasa desapercibido, y su rendimiento siempre será objeto de análisis y discusión. Así es el fútbol, un deporte que se vive con pasión y donde cada jugada es un mundo.
