En un panorama que ya empieza a oler a crisis eléctrica, un informe reciente de Cammesa —la entidad que articula generación, transporte y distribución del sistema mayorista— advierte que el país está al borde del colapso energético. La advertencia no es nueva, pero adquiere urgencia: sin obras claves, los cortes de luz podrían multiplicarse en los picos de demanda del próximo verano.
¿De cuánto hablamos?
El diagnóstico estima que se necesitan al menos US$ 6.500 millones para robustecer las redes de alta tensión, con el objetivo de evitar “restricciones y el colapso de tensión”. Esta cifra reúne las intervenciones más urgentes planteadas por los actuales diagnósticos técnicos, que coinciden con los de gobiernos anteriores. A estos fondos se suma el coste estimado de una obra crítica en el Área Metropolitana I: una estación transformadora en Plomer y más de 500 kilómetros de líneas de alta tensión Ezeiza‑Vivoratá‑Atucha, cuyo valor superaría los US$ 1.100 millones.
Zonas críticas y obras necesarias
- En Cuyo: la línea de 500 kV Río Diamante – Charlone – O’Higgins.
- En Patagonia: la ampliación que conecta Puerto Madryn – Choele Choel – Bahía Blanca.
- En el Área Metropolitana I: la mencionada estación transformadora de Plomer y la extensa línea Ezeiza‑Vivoratá‑Atucha.
¿Por qué no se hizo antes?
La historia se repite: aunque todos los gobiernos señalaron estas obras como prioritarias, chocaron contra el escollo del financiamiento. Durante la gestión de Mauricio Macri se licitó la línea cuyana por US$ 650 millones pero el proyecto no prosperó por la sobretasa del riesgo argentino.
Bajo Alberto Fernández, se intentó avanzar con financiamiento asiático para el Área Metropolitana, con China Electric Power Equipment and Technology Co. y bancos chinos involucrados, pero los anuncios quedaron en eso: anuncios.
El informe de Cammesa y las alarmas técnicas
Cammesa no se quedó en advertencias genéricas. En documentos presentados al Estado, detalla que:
- Las redes de alta y media tensión no crecieron al ritmo de la demanda máxima.
- Los niveles de reserva operativa son limitados, “incompatibles con una operación confiable del sistema”.
- En días extremos (mucho calor o frío), no se puede garantizar el suministro completo. Dependerá de importaciones y de la capacidad de la red troncal.
- El pico de consumo subió un 26 % en la última década, pero la generación no acompañó ese salto.
Modelos de financiamiento y el dilema de la tarifa
La Secretaría de Energía, dirigía por María Tettamanti, impulsa esquemas con participación privada donde los inversores sean recuperados vía tarifas o canon cuotificado. Similar a los PPP de gestiones anteriores, pero con menor intervención estatal.
Eso sí: los aumentos tarifarios son inevitables. Los consumidores actualmente no afrontan el costo real de generación/tranporte por los subsidios. Si se insiste con obras nuevas, habrá que aplicar cargos adicionales sobre lo que ya se paga.
Toda esta urgencia fue incorporada oficialmente en normativas recientes (decretos y resoluciones), que citan textualmente las “deficiencias estructurales en redes de alta tensión y media tensión…”, la “ausencia de inversiones o inversiones inferiores a las mínimas requeridas…”, y advierten sobre “riesgo de restricciones del suministro y energía no suministrada”.
Reloj en cuenta regresiva
Si no se concretan estas obras, el sistema eléctrico puede enfrentar un estrés severo en el próximo verano. No se trata sólo de confort: fallas en refrigeración, conservación de alimentos, infraestructura hospitalaria, industrias sensibles, podrían ponerse en riesgo. Y aunque haya generación disponible, sin líneas de transmisión robustas la electricidad simplemente no llegará adonde se la necesita.
El desafío para las autoridades es claro: conseguir financiamiento viable, ordenar la ejecución técnica, y acordar cuánto soporta el bolsillo del usuario. Porque la alternativa es quedarse a oscuras un par de días… o varios.
Un informe de Cammesa alerta que el sistema eléctrico argentino está al borde del colapso si no se concretan inversiones urgentes. Se requieren unos US$ 6.500 millones para reforzar las redes de alta tensión, ampliando las líneas en Cuyo, Patagonia y el Área Metropolitana, y así evitar cortes en los picos de demanda del próximo verano.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
En un panorama que ya empieza a oler a crisis eléctrica, un informe reciente de Cammesa —la entidad que articula generación, transporte y distribución del sistema mayorista— advierte que el país está al borde del colapso energético. La advertencia no es nueva, pero adquiere urgencia: sin obras claves, los cortes de luz podrían multiplicarse en los picos de demanda del próximo verano.
¿De cuánto hablamos?
El diagnóstico estima que se necesitan al menos US$ 6.500 millones para robustecer las redes de alta tensión, con el objetivo de evitar “restricciones y el colapso de tensión”. Esta cifra reúne las intervenciones más urgentes planteadas por los actuales diagnósticos técnicos, que coinciden con los de gobiernos anteriores. A estos fondos se suma el coste estimado de una obra crítica en el Área Metropolitana I: una estación transformadora en Plomer y más de 500 kilómetros de líneas de alta tensión Ezeiza‑Vivoratá‑Atucha, cuyo valor superaría los US$ 1.100 millones.
Zonas críticas y obras necesarias
- En Cuyo: la línea de 500 kV Río Diamante – Charlone – O’Higgins.
- En Patagonia: la ampliación que conecta Puerto Madryn – Choele Choel – Bahía Blanca.
- En el Área Metropolitana I: la mencionada estación transformadora de Plomer y la extensa línea Ezeiza‑Vivoratá‑Atucha.
¿Por qué no se hizo antes?
La historia se repite: aunque todos los gobiernos señalaron estas obras como prioritarias, chocaron contra el escollo del financiamiento. Durante la gestión de Mauricio Macri se licitó la línea cuyana por US$ 650 millones pero el proyecto no prosperó por la sobretasa del riesgo argentino.
Bajo Alberto Fernández, se intentó avanzar con financiamiento asiático para el Área Metropolitana, con China Electric Power Equipment and Technology Co. y bancos chinos involucrados, pero los anuncios quedaron en eso: anuncios.
El informe de Cammesa y las alarmas técnicas
Cammesa no se quedó en advertencias genéricas. En documentos presentados al Estado, detalla que:
- Las redes de alta y media tensión no crecieron al ritmo de la demanda máxima.
- Los niveles de reserva operativa son limitados, “incompatibles con una operación confiable del sistema”.
- En días extremos (mucho calor o frío), no se puede garantizar el suministro completo. Dependerá de importaciones y de la capacidad de la red troncal.
- El pico de consumo subió un 26 % en la última década, pero la generación no acompañó ese salto.
Modelos de financiamiento y el dilema de la tarifa
La Secretaría de Energía, dirigía por María Tettamanti, impulsa esquemas con participación privada donde los inversores sean recuperados vía tarifas o canon cuotificado. Similar a los PPP de gestiones anteriores, pero con menor intervención estatal.
Eso sí: los aumentos tarifarios son inevitables. Los consumidores actualmente no afrontan el costo real de generación/tranporte por los subsidios. Si se insiste con obras nuevas, habrá que aplicar cargos adicionales sobre lo que ya se paga.
Toda esta urgencia fue incorporada oficialmente en normativas recientes (decretos y resoluciones), que citan textualmente las “deficiencias estructurales en redes de alta tensión y media tensión…”, la “ausencia de inversiones o inversiones inferiores a las mínimas requeridas…”, y advierten sobre “riesgo de restricciones del suministro y energía no suministrada”.
Reloj en cuenta regresiva
Si no se concretan estas obras, el sistema eléctrico puede enfrentar un estrés severo en el próximo verano. No se trata sólo de confort: fallas en refrigeración, conservación de alimentos, infraestructura hospitalaria, industrias sensibles, podrían ponerse en riesgo. Y aunque haya generación disponible, sin líneas de transmisión robustas la electricidad simplemente no llegará adonde se la necesita.
El desafío para las autoridades es claro: conseguir financiamiento viable, ordenar la ejecución técnica, y acordar cuánto soporta el bolsillo del usuario. Porque la alternativa es quedarse a oscuras un par de días… o varios.