El Ministerio Público Fiscal de Córdoba confirmó este jueves que los restos óseos hallados en un departamento de la capital provincial pertenecen a Milagros Micaela Basto, una joven de 22 años que estaba desaparecida desde agosto de 2024.
Una desaparición prolongada y silenciada
Milagros, conocida como “Pitu”, era madre de un niño y se encontraba en situación de vulnerabilidad social debido a problemas de consumo y calle. Aunque había perdido contacto regular con su familia, ocasionalmente visitaba a su hijo. Fue precisamente la ausencia de estas visitas lo que encendió las primeras alarmas entre sus allegados.
Durante noviembre comenzaron a circular publicaciones en redes sociales señalando su desaparición. Sin embargo, recién en diciembre de 2024 el Ministerio Público Fiscal emitió un pedido formal de colaboración para su búsqueda.
El hallazgo macabro
El 5 de julio de 2025, efectivos policiales ingresaron a una vivienda ubicada en calle Buenos Aires, propiedad de Horacio Grasso, un ex policía condenado a 27 años de prisión por el crimen de Facundo Novillo Cancinos en 2007. Grasso cumplía prisión domiciliaria y portaba una tobillera electrónica.
Durante la inspección, los agentes hallaron una puerta tapiada y, tras demoler el cerramiento, descubrieron un armario sellado con cemento. Dentro se encontraban restos humanos en avanzado estado de descomposición.
La hipótesis inicial apuntaba a un crimen cometido meses atrás. La identificación del cuerpo se logró mediante cotejo de ADN con un familiar directo, confirmando que se trataba de Milagros Basto.
Dos imputados en la causa
Tras el descubrimiento, el ex efectivo Grasso y su hermano Javier fueron imputados por su presunta participación en el homicidio. La causa avanza bajo la dirección de la fiscalía provincial, que continúa investigando los hechos y la mecánica del crimen.
El caso sacudió a Córdoba y volvió a exponer las falencias en los sistemas de protección de personas en situación de calle, particularmente mujeres jóvenes que atraviesan contextos de consumo y aislamiento familiar.
Milagros Micaela Basto, una joven de 22 años buscada desde agosto de 2024, fue hallada muerta en un placard tapiado con cemento en la casa de un ex policía con prisión domiciliaria en Córdoba. La víctima, madre de un niño, estaba en situación de vulnerabilidad. El cuerpo fue identificado por ADN y hay dos imputados por el crimen.
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El Ministerio Público Fiscal de Córdoba confirmó este jueves que los restos óseos hallados en un departamento de la capital provincial pertenecen a Milagros Micaela Basto, una joven de 22 años que estaba desaparecida desde agosto de 2024.
Una desaparición prolongada y silenciada
Milagros, conocida como “Pitu”, era madre de un niño y se encontraba en situación de vulnerabilidad social debido a problemas de consumo y calle. Aunque había perdido contacto regular con su familia, ocasionalmente visitaba a su hijo. Fue precisamente la ausencia de estas visitas lo que encendió las primeras alarmas entre sus allegados.
Durante noviembre comenzaron a circular publicaciones en redes sociales señalando su desaparición. Sin embargo, recién en diciembre de 2024 el Ministerio Público Fiscal emitió un pedido formal de colaboración para su búsqueda.
El hallazgo macabro
El 5 de julio de 2025, efectivos policiales ingresaron a una vivienda ubicada en calle Buenos Aires, propiedad de Horacio Grasso, un ex policía condenado a 27 años de prisión por el crimen de Facundo Novillo Cancinos en 2007. Grasso cumplía prisión domiciliaria y portaba una tobillera electrónica.
Durante la inspección, los agentes hallaron una puerta tapiada y, tras demoler el cerramiento, descubrieron un armario sellado con cemento. Dentro se encontraban restos humanos en avanzado estado de descomposición.
La hipótesis inicial apuntaba a un crimen cometido meses atrás. La identificación del cuerpo se logró mediante cotejo de ADN con un familiar directo, confirmando que se trataba de Milagros Basto.
Dos imputados en la causa
Tras el descubrimiento, el ex efectivo Grasso y su hermano Javier fueron imputados por su presunta participación en el homicidio. La causa avanza bajo la dirección de la fiscalía provincial, que continúa investigando los hechos y la mecánica del crimen.
El caso sacudió a Córdoba y volvió a exponer las falencias en los sistemas de protección de personas en situación de calle, particularmente mujeres jóvenes que atraviesan contextos de consumo y aislamiento familiar.