Argentina le ganó a Uruguay en el Centenario sin Messi y demostró que es un equipo que funciona como un relojito suizo, incluso sin su mejor jugador. Dibu Martínez tuvo menos trabajo que Eber Ludueña en un partido de solteros contra casados y el gol llegó más cocinado que un bife de chorizo a punto.
Argentina, la Scaloneta que funciona hasta sin Messi
En una noche charrúa donde el viento soplaba más fuerte que los rumores de pase de Cavani a Boca, la Selección Argentina demostró que es candidata a cualquier cosa, incluso sin el 10. ¿Messi? Parecía que estaba de vacaciones en Disney, total, el equipo jugó como si tuviera un GPS con destino al arco rival.
Un Dibu Martínez con más frío que el freezer de la heladería
En el arco, Dibu Martínez pasó más frío que perro en cancha de bochas. Uruguay no le pateó al arco ni una vez, una actuación que ni el mismísimo Goycochea en Italia 90. Parece que el plan de Bielsa de «ataque, ataque, ataque» quedó en el vestuario visitante.
El gol: una obra de arte digna del Museo del Fútbol
El gol de Argentina llegó como consecuencia de una jugada preparada, más elaborada que un gol de tiki-taka del Barcelona de Guardiola. La pelota entró pidiendo permiso, como si fuera un invitado a un asado familiar. Para los memoriosos, el equipo ya había silenciado el Maracaná, ahora le tocó al Centenario: parece que esta Selección se siente cómoda jugando de visitante, como si fuera el Chavo del 8 en la vecindad.
¿Un equipo para la historia?
Dentro de veinte o treinta años, vamos a estar hablando de esta Scaloneta como se habla del equipo del 86. Con Messi son los mejores del mundo, pero sin él… también. ¿Será que Scaloni encontró la fórmula mágica? ¿O será que los jugadores tienen más hambre de gloria que el Kun Agüero en un tenedor libre? Solo el tiempo lo dirá. Lo que sí es seguro es que este equipo genera debate, y eso es lo que nos encanta a los futboleros.