Con el 4-3-1-2, esquema que recuerda a glorias Xeneizes como el equipo de Bianchi, Gago parece haber encontrado la fórmula para enderezar el barco. ¿Será este el sistema que devuelva la alegría a la Ribera?
¿Volvió todo a la normalidad en Boca? Gago repite el 11 y el Xeneize se afianza

Después del baile que le pegó Alianza Lima en la Copa (y sí, hay que decirlo), Boca parece haber encontrado un rumbo con tres victorias al hilo usando el clásico 4-3-1-2. La goleada 3-0 a Central Córdoba en Santiago del Estero no solo confirmó la levantada, sino que ratificó la idea de Gago: apostar por un esquema que en Boca es casi tan sagrado como el mate los domingos.
recordemos que Fernando Gago venía insistiendo con un 4-2-3-1, que si bien tenía nombres de peso como Cavani y Merentiel arriba, parecía un rejunte de estrellas jugando al truco más que un equipo de fútbol. El mediocampo, con solo dos volantes, era un embudo donde se perdían hasta los pases de Riquelme (en sus mejores épocas, claro).
El cambio de esquema: del laberinto al potrero
La explicación de Gago sobre la rotación en Boca
Con el 4-3-1-2, jugadores como Zenón volvieron a su hábitat natural: la izquierda. Ya no es un extremo improvisado, sino el volante que deslumbraba en Unión. Delgado, después de su paso por la Sub-20, se convirtió en el Mascherano del equipo (guardando las proporciones, obvio). Y Herrera, por fin, juega como si estuviera cobrando en euros: preciso, elegante y con más quite que Macri en los 90.
¿Y Cavani? El Matador afila las garras
El uruguayo, si bien todavía no la mete como en el Napoli, se lo ve más cómodo acompañado en el ataque. Giménez y Merentiel se pelean por ser su socio ideal, y entre los dos suman más goles que Palermo en un torneo de verano. Con este esquema, el ataque de Boca pasó de ser un revuelto gramajo a un buen asado a punto. La defensa, con Rojo en modo «Kaiser», también se solidificó.
El Apertura: ¿obligación o ilusión?
Sin la Libertadores en el horizonte, Gago tiene la mesa servida para pelear el torneo local. La pregunta es: ¿le alcanzará para saciar el hambre de títulos de la hinchada? Con este equipo y este esquema, por lo menos, la ilusión volvió a la Bombonera. ¿Será este el año del resurgimiento Xeneize? El tiempo, como siempre, dirá. Lo que está claro es que el debate está abierto, y eso, en el mundo Boca, es casi tan importante como ganar.