Boca goleó 4-0 a Defensa y Justicia y llega a la punta del campeonato. Gago encontró el equipo y la Bombonera festeja, pero ¿es para tanto?
La Bombonera es una fiesta (otra vez)
Hacía rato que no se veía una Bombonera tan eufórica. Boca le ganó 4 a 0 a Defensa y Justicia y la gente está como loca: goles, arco en cero, todos los delanteros convirtiendo… Parece que al hincha Xeneize le alcanza con poco, o capaz que esta vez le dieron mucho. Lo cierto es que el equipo de Gago, sin inventos raros, jugó simple y efectivo, como le gusta al pueblo bostero. Seis victorias al hilo, punteros del campeonato, flashes en la tribuna… hasta Gago, que hace una semana lo puteaban, se fue aplaudido. ¿Cómo no va a estar contento el hincha?
¿El click? Chau inventos, hola practicidad
Hablando de Gago… ¿cuándo fue que se le prendió la lamparita? Se podría decir que la eliminación con Alianza Lima fue como el gol de Palermo a Perú en el 99: un antes y un después. Tocar fondo de esa manera, quedar afuera de la Libertadores con los peruanos, fue un golpe bajo que va a quedar en la memoria para siempre (tipo el gol de Yepes en la Sudamericana 2004).
A Gago, a quien ya lo daban por rajado después del papelón, no le quedó otra: o cambiaba todo o se iba. Y, como buen estratega (guiño, guiño), cambió. Ya en la vuelta contra Alianza se había visto algo distinto, una formación más parecida a la actual. Ganaron, pero no alcanzó y en los penales les tocó la de perder. A partir de ahí, chau experimentos raros, chau extremos por todos lados, chau a ese Boca forzado. Apareció un equipo más acorde a la historia del club, con un ADN bien bostero, casi un Boca a lo Bianchi. En el segundo tiempo, con Battaglia en cancha armando un triple 5 junto a Belmonte y Delgado, más un volante suelto por ahí, fue un flash al pasado, a esos equipos aguerridos que ganaban todo. Duró poco, porque después hubo cambios y se terminó armando un 4-3-3 made in Gago, pero la idea quedó clara: a veces, menos es más. «El técnico entendió que el camino a la victoria es el otro», diría el Bambino Veira.
El compacto de la goleada de Boca a Defensa y Justicia
Figuras y… ¿un cumpleaños feliz?
En este nuevo Boca hay varios para destacar. Arrancando por el tanque Giménez, el 9 indiscutido, el que la gente pide a gritos aunque después festeje los goles de Cavani (un mimado que nos ha dado más dolores de cabeza que alegrías, entre lesiones y eliminaciones). Y si Giménez es el 9, el 5 es el otro Milton: Delgado, el pibe que les ganó la pulseada a todos los refuerzos que trajeron y la está rompiendo. Otro que se destaca es Di Lollo, el 2 que siempre cumple, que raspa, que cierra, que gana de arriba y de abajo, y que cada vez se entiende mejor con Rojo (así se arma una defensa, señores). A Palacios parece faltarle un poco de nafta, pero no le vamos a caer encima un día que mete dos asistencias y deja a Cavani mano a mano (lástima que Merentiel no la pudo meter). Blondel le ganó la pulseada a Advíncula en el lateral derecho, y Blanco es el dueño de la izquierda, aunque algunos sigan insistiendo con Saracchi. Una lástima lo de Alarcón, que no está ni para empezar. Belmonte entró bien (gran pase en el 3-0) y puede ser una buena alternativa. Zeballos metió una asistencia y Merentiel un gol en los pocos minutos que jugó. Ah, y feliz cumple para Marchesín, que festejó sus 37 años con el arco en cero (algo que a los arqueros les encanta).
¿Es para tanto el festejo?
Seis triunfos seguidos no es poca cosa, hay que decirlo. A Boca no le pasaba desde la época de Russo, cuando le robó el campeonato a River en la última fecha. Pero ojo, tampoco nos volvamos locos: Independiente Rivadavia, Banfield, Aldosivi, Rosario Central, Central Córdoba y este Defensa y Justicia de De Muner (que digamos que no es Guardiola) no son rivales para tirar manteca al techo. Y antes de esta racha, el equipo perdió con Racing, un rival de peso. En el medio, la eliminación de la Libertadores… En fin, este Boca está saliendo del pozo y se asoma a la punta, pero todavía falta mucho. Que el equipo se siga aceitando, que juegue a la Boca, pero con calma. Recién es el primer paso. Festejemos, sí, pero sin exagerar… Que ya sabemos cómo terminan estas historias si nos ilusionamos demasiado.