Boca Juniors cayó ante Racing, dejando una imagen preocupante de cara a la Libertadores. La expulsión de Zenón, errores tácticos de Gago y un rendimiento flojo de refuerzos caros como Velasco, ponen en duda el futuro del equipo. ¿Otro año tirado a la basura?
La derrota que calienta la previa: Boca, Racing, y un Rojo que se tiñó de papelón
Boca Juniors llegaba al Cilindro con la esperanza de maquillar un inicio de temporada dubitativo. Sin embargo, la Academia le propinó un cachetazo que dejó más dudas que certezas, y una sensación amarga que retumba en Brandsen 805. La derrota 2-1 no solo expuso falencias futbolísticas, sino también una alarmante falta de actitud y carácter, justo cuando la Copa Libertadores asoma en el horizonte.
La roja a Zenón, esa patada que ya entró en la historia negra del club, es el símbolo de la impotencia. Un equipo superado en viveza, oportunismo y, sí, también en esa malicia que a veces se necesita para jugar estos partidos. Una roja de esas que te hacen acordar a las de Clemente Rodríguez en sus peores épocas.
## El fantasma de Gago: ¿Boca repitiendo errores del pasado?
Si hay algo que no se le puede achacar a este Boca es ser «copero». Lejos de la mística de antaño, este equipo carece de la jerarquía y el espíritu necesarios para afrontar las grandes citas. Y en ese sentido, la sombra de Gago parece alargarse sobre el césped de la Bombonera.
Las imágenes de Pintita en el banco, desencajado y protestando, son un déjà vu para los hinchas de Racing, que no guardan precisamente los mejores recuerdos de su ciclo. A este Boca, señores, le falta alma. Un alma que brilló por su ausencia en aquel Racing que dirigía Gago y que solo levantó copas «Víctor Blanco», perdiendo todo lo importante por el camino. ¿Será que la historia se repite, pero ahora en azul y oro?
## Insólita avivada: El gol de lateral que desnudó las falencias Xeneizes
Para un técnico «obsesivo» como Gago, que supuestamente estudia hasta el último detalle, resulta imperdonable que Racing abra el marcador con un gol de lateral. Una jugada que ya habíamos visto en el equipo del «siempre resistido» Costas. Una avivada de pibe de inferiores, de esos que te ganan un clásico desde el vestuario.
¿Cómo no considerar una asistencia ese pase rápido que agarró a Boca con los pantalones bajos? Una jugada de potrero, sí, pero que dejó en evidencia la desconcentración y la falta de reacción del equipo. Para colmo, no es la primera vez que un juvenil de la Academia se manda una jugada de esas: en noviembre pasado, otro pibe había sido clave en un gol de Juanfer Quintero contra Corinthians. ¡Para alquilar balcones!
## Decisiones que complican: Un análisis de la pizarra de Gago
Pero no todo es culpa de la viveza de los pibes de Racing. El técnico también tiene su cuota de responsabilidad en este descalabro. Algunas decisiones tácticas resultaron, cuanto menos, poco felices. La elección de la pareja de centrales, por ejemplo, dejó mucho que desear. Battaglia y Costa, con todo el respeto que se merecen, no deberían ser los centrales titulares de Boca. Uno es volante central y el otro lateral izquierdo. Pueden jugar en una línea de tres, pero no ser la dupla central.
Y la elección de los mediocampistas… ¡ni hablar! Belmonte y Alarcón conforman un binomio que podría funcionar en Huracán o Lanús, pero que queda chico para Boca. Nardoni y Almendra, sus pares de Racing, se los comieron crudos. Y esto deja en evidencia una falencia del mercado de pases: ¿cómo puede ser que Boca no haya incorporado un central de jerarquía? Con Lema lesionado, Figal sin fecha de retorno y Rojo como una incógnita permanente, la defensa termina armada con dos «parches». Inaudito.
## Refuerzos ¿de lujo? : Cuando la billetera no garantiza el triunfo
El mercado de pases también está en deuda en cuanto al rendimiento de algunos nombres rutilantes. Velasco, por ejemplo, costó 10 palos verdes y todavía no justificó ni la mitad de esa inversión. Viene del «inexistente» fútbol estadounidense, estuvo lesionado y sigue sin marcar la diferencia. Ante Racing, perdió todos los mano a mano que intentó y fue reemplazado en el entretiempo por Zeballos, que en pocos minutos demostró más ganas y desequilibrio.
Palacios, intermitente como siempre, y Cavani, que salió caliente pero sin haber hecho méritos para quedarse, completan un panorama preocupante. Porque una cosa es tener un nombre y otra muy distinta, rendir en la cancha.
## ¿Otro año a la deriva? La pregunta que nadie quiere responder
Cinco puntos en cuatro partidos es una cosecha pobrísima. Un reflejo del fútbol pobre que muestra este Boca. Estar a cinco puntos de Argentinos, o a tres de Independiente Rivadavia, y ocupar el puesto 11 de 15, señores, es indefendible. ¿Cómo se explica que Barinaga le gane el puesto a Advíncula? ¿Cómo se permite que te generen peligro desde un lateral? ¿Cómo se puede ser tan inofensivo en ataque?
En resumen, no hay equipo titular, no hay sistema definido, y no hay una idea clara de juego. Un manotazo tras otro, un parche por aquí y otro por allá. Así anda Boca, a la deriva. Y la pregunta que ronda en la cabeza de todos los hinchas es inevitable: ¿vamos a tirar otro año a la basura?