En la Bombonera, la victoria de Boca contra Rosario Central no tapó el descontento general. Hubo cantos contra jugadores y cuerpo técnico, pero lo que más sorprendió fueron los papelitos que volaron desde la platea preferencial con fuertes mensajes dirigidos a la dirigencia.
La Bombonera, un volcán en erupción: victoria agridulce y mensajes explosivos para la dirigencia
Si bien el triunfo de Boca frente a Rosario Central por 1 a 0 apaciguó los ánimos, la noche en la Bombonera arrancó más caliente que plancha de Carlos Bilardo en la previa de un mundial. Los reproches al plantel y a Fernando Gago, que venía más cuestionado que el VAR en un partido de Racing, fueron una constante. El gol de Milton Giménez, un oasis en el desierto xeneize, ayudó a descomprimir, pero la tensión se sentía en el aire como cuando Palermo se preparaba para patear un penal decisivo.
«Que se vayan todos»: el hit del verano llegó a la preferencial
Los cantos contra los jugadores y el pedido de actitud a lo Mostaza Merlo retumbaron en el estadio. «Hoy vinimos a ver a Boca, que en la Copa nos falló, con la gente no se jode, la p* que los parió», bajó desde la 12, recordando la temprana eliminación en la Copa Libertadores, un fracaso que resonó más que el gol de Maradona a los ingleses. Pero lo que nadie esperaba era la lluvia de papelitos que cayó desde la Platea Preferencial, apuntando directamente a Juan Román Riquelme y el Consejo de Fútbol. Casi como si Riquelme hubiese pateado un tiro libre a la tribuna.
Los hinchas, con la billetera flaca y la paciencia más corta que la carrera de Caniggia
«Que se vayan todos», rezaba uno de los mensajes, un clásico del folklore futbolero argentino que volvió a escena. Pero el bombazo fue otro: «Empiecen a respetar al hincha: Román, Serna, Cascini, Delgado, Bermúdez. Los socios pagamos $1.000.000 para ver a Boca 1 año sin Libertadores». Una crítica lapidaria que puso en la mira la gestión de los ídolos. Con entradas que valen más que un gol de oro en tiempo suplementario, la paciencia del hincha parece haberse agotado. ¿Será este el principio del fin del romance entre Román y la hinchada? Habrá que ver si el equipo levanta cabeza, sino, esto puede terminar peor que la final de Madrid para Boca.
