Norberto Briasco, el «Beto», no da pie con bola en Gimnasia. Llegó como figura, pero su rendimiento, sumado a problemas de convivencia y recurrentes visitas a la enfermería, lo pusieron en la rampa de salida. ¿Será que el Lobo se arrepintió del préstamo y ahora busca sacárselo de encima como a una papa caliente?
Bajísimo rendimiento, lesiones que generaron dudas, mala relación con cuerpos técnicos y compañeros… En el Lobo se lo quieren sacar de encima.

En el fútbol argentino, los préstamos a veces son como los matrimonios arreglados: pintan para novela romántica, pero terminan en divorcio express. Y parece que la historia de Norberto «Beto» Briasco en Gimnasia y Esgrima La Plata va camino a ese final.
Recordemos que, en un mercado de pases que parecía la kermesse de Parque Centenario, «Boca tardó y dio mil vueltas para prestarle a Gimnasia a Norberto Briasco. Incluso le puso cláusulas de repesca y hasta la posibilidad de igualar ofertas en caso de recibir una jugosa estando cedido. Todo esto, sin contar que el Lobo tuvo que hacerse cargo de un contrato que escalaba hasta llegar a ser el mejor del plantel«.
¿Mucho humo y poca carne?
Por todo esto –más su currículum de jugador de selección Armenia y los ¡3,5 millones de dólares! que Boca puso sobre la mesa en su momento–, la gente esperaba un «Beto» versión Riquelme en el ’00 y no un Eber Ludueña con botines.
Pero bueh, como dice el dicho, del dicho al hecho hay un gran trecho, y «el nivel de Briasco en el Lobo fue muy pobre«. Para colmo, «el día a día comenzó a tener un tinte espeso que fue deteriorando progresivamente su relación con sus compañeros de plantel y hasta con los trabajadores del club«. ¿Será que el Beto se creyó que estaba jugando solo al Pro Evolution Soccer y se olvidó de interactuar con el resto del equipo?
Cuando hasta ir al médico se convierte en un problema
«Los reiterados pedidos de atención médica durante la semana –algo que arrastra desde su época de Boca– también causaron discrepancias con el cuerpo técnico que por entonces conducía Marcelo Méndez». Parece que hasta para ir al médico había que pedir permiso con escribano público. Esto provocó que «se pensó en devolverlo a Boca». Imaginate el quilombo ahí en el vestuario.
Si bien eso no sucedió, fueron varios los que dieron el parte al Consejo xeneize para ponerlo al tanto de estas menudencias diarias. El poco compromiso con la institución, su condición de hombre totalmente ajeno al día a día del plantel, más el creciente fastidio de los trabajadores de la institución formaron parte de los informes.
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¿Segundas oportunidades?
Parece que el Beto, allá por fin de año, se puso el cassette y prometió cambiar. «Briasco se comprometió cerca de fin de año pasado, luego de aquellos momentos de tensión, a quedarse en el Lobo y rever sus formas y su compromiso. Muchos coincidieron en darle una segunda oportunidad, aunque otros tantos no estaban de acuerdo«.
Pero la cosa no cambió mucho. Después de la pretemporada, y tras quedar en el banco contra Independiente, explotó otra vez. Y ahora «Gimnasia quiere cortar el problema de raíz, tratando de forzar una salida«. Con el mercado cerrado, la cosa se complica. La pregunta es: ¿alguien levantará el teléfono por el Beto o terminará como esos regalos que te hacen y terminás revendiendo por Marketplace?
Los números no mienten
Para ponerle la frutilla al postre, los números de Briasco en el Lobo son para llorar: «Desde que llegó a Gimnasia en agosto pasado, Briasco jugó en Gimnasia apenas 667 minutos en 11 partidos (ocho como titular) y convirtió sólo un gol«. Un verdadero fiasco. ¿Será que el Beto se dedica al truco antes que al fútbol?
Para colmo, «El delantero no figura en la lista de concentrados para el encuentro de este miércoles, también por Copa Argentina, contra Deportivo Español«. ¿Será éste el punto final de una novela que nunca despegó?