Israel Adesanya, ex campeón de la UFC, vuelve al octógono este sábado en Arabia Saudita, enfrentando a Nassourdine Imavov. Su historia es de superación: de ser víctima de bullying a convertirse en estrella de las MMA. En esta etapa de su carrera, cada pelea es crucial para mantenerse en la cima, la presión es la de un jugador que define el partido y su futuro en el último minuto.
El mundo de las artes marciales mixtas tiene una cita este sábado en la Fight Night de Arabia Saudita. Israel Adesanya, conocido por su carisma dentro y fuera del octógono, se enfrentará a Nassourdine Imavov. Pero detrás del peleador de élite, hay una historia de superación que lo ha convertido en un referente contra el bullying. El nigeriano, que supo ser amo y señor de los pesos medios en la UFC, busca volver a la senda de la victoria y demostrar que aún tiene cuerda para rato.
Nacido en Lagos, Nigeria, Adesanya emigró a Nueva Zelanda a los 10 años junto a su familia, en busca de un mejor futuro. Sin embargo, su infancia no fue un camino de rosas. «Por su color de piel», como si fuese algo insólito, sus compañeros de colegio lo hostigaban sin piedad. Acá, la cosa es clara, los golpes de la vida le llegaron antes que los del kickboxing. Pero como dice el dicho: «Lo que no te mata, te hace más fuerte».
Y vaya que Adesanya se lo tomó en serio. Primero, se armó de coraje y mentalidad, con un ritual frente al espejo que le cambió la vida: «Creo que estaba llorando en el espejo un día después de que me molestaran. Estaba molesto y simplemente hablé conmigo mismo y luego, finalmente, comencé a hacerlo… Lo he estado haciendo durante años«, confesó en una entrevista. Claramente, era hora de dejar de ser la piñata del recreo. Luego, como buen campeón, entrenó su cuerpo. A los 18 años, se metió de lleno en el kickboxing, donde encontró su vocación y cosechó 32 victorias como amateur, un número digno del mejor Eber Ludueña.

En 2012, dio el salto a las artes marciales mixtas, debutando con un nocaut técnico que sería el primero de muchos. Su ascenso fue meteórico, acumulando 11 victorias consecutivas que lo catapultaron a la UFC. En poco tiempo, se consagró campeón de peso mediano y se posicionó como número 1 del ranking. Un verdadero relámpago en el octógono, ¿no?
2019 fue el año de su consagración, cuando unificó los cinturones al noquear a Robert Whittaker. Posteriormente, defendió su título con éxito ante Yoel Romero y Paulo Costa. Sin embargo, su ambición lo llevó a probar suerte en los pesos semipesados, donde cayó ante Jan Blachowicz. Igual, cual prócer argentino, volvió a la carga para defender su título ante Marvin Vettori y luego volvió a vencer a Whittaker.
El Declive y la Revancha
Pero como en toda historia de héroes, llegó el villano. Alex Pereira, el brasileño, lo derribó en el quinto round y le arrebató el cinturón. La derrota pareció desestabilizarlo, pero Adesanya no es de los que se rinden. Regresó cinco meses después y, con un KO de antología, recuperó su trono. Eso sí, como le pasa a muchos deportistas que vuelven de una lesión, ya no era el mismo y vio como Sean Strickland lo dejo sin el cinturon.
Ahora, con la mirada puesta en recuperar la gloria, sabe que esta pelea contra Imavov es fundamental. Es consciente de que su carrera puede estar llegando a su fin, una derrota podría significar el adiós a las grandes ligas. Su rival, el francés Imavov, ocupa el quinto puesto del ranking, un hueso duro de roer como los que le tocó cruzar a Riquelme en la Libertadores. La mesa está servida para un combate que promete dejar chispas.