Cachetazo a la ilusión: Montiel, el héroe de Qatar, la mandó a la estratósfera y River perdió la Supercopa Internacional contra Talleres por penales.
De héroe a villano: Montiel erró un penal y River perdió la Supercopa
River, en una noche para el olvido en Paraguay, perdió la Supercopa Internacional contra Talleres en una definición por penales que tuvo un protagonista inesperado: Gonzalo Montiel. El mismo que pateó el penal decisivo en la final del Mundial de Qatar 2022, mandó su remate a las nubes y contribuyó a la derrota del Millonario. Franco Armani, como si fuera el Dibu en modo zen, atajó dos penales, pero no alcanzó.
Recordemos que Montiel, con una trayectoria impecable desde los doce pasos, tenía la responsabilidad de poner a River 3-1 arriba en la serie. Sin embargo, el defensor ejecutó un disparo que se fue por encima del travesaño, dejando al equipo en una situación complicada. Para colmo, si bien Armani después le contuvo el penal a Ortegoza, los posteriores errores de Colidio y Lanzini, que patearon como si estuvieran jugando al metegol con los ojos vendados, terminaron de sepultar las chances de River. Los aciertos de Bustos y Benavídez para Talleres sentenciaron la historia.
¿Mufa tuitera? El anuncio de la llegada de Montiel y un penal que no fue
La situación se volvió aún más irónica cuando reflotó en redes el tuit con el que River anunció en enero la contratación de Montiel. En aquel entonces, el club publicó una imagen de una pelota en el punto del penal, haciendo alusión a la especialidad del jugador. Un tuit que, visto en retrospectiva, algunos hinchas tildaron de mufa, como si fuera una maldición digna de la bruja Verón. Mirá vos…
¿Y ahora, quién patea los penales en River?
La derrota deja a River con un sabor amargo y muchas preguntas por delante. ¿Cómo afectará este error a Montiel? ¿Quién asumirá la responsabilidad de patear los penales en el futuro? Sin dudas, este partido será recordado no solo por la derrota, sino también por el penal errado del jugador que supo ser héroe en Qatar. Una situación que demuestra, una vez más, que en el fútbol, como en la vida, la gloria y el fracaso pueden estar separados por un fino hilo, como el que separa un penal bien pateado de uno que termina en la tribuna.
