El Diablito Echeverri la picó a lo Panenka ante Brasil y puso a la Sub 20 a un paso del título sudamericano. Con este triunfo, Argentina acaricia la gloria y deja a Brasil con la soga al cuello.
Echeverri, el dueño del clásico: picó el penal y calentó el partido
El pibe Claudio Echeverri, o mejor dicho, el Diablito, volvió a ser la figura de la Selección Argentina Sub-20 en el Sudamericano de Venezuela. En un partido caliente contra Brasil, el jugador del Manchester City se vistió de héroe con una definición exquisita de penal a lo Panenka, dejando pagando al arquero brasileño Felipe como si fuera el mismísimo Goycochea en Italia 90.

Corría el minuto 38 del primer tiempo cuando Julio Soler fue derribado en el área por Breno Bidon. El árbitro uruguayo Mathias De Armas no dudó y cobró penal. Ahí apareció Echeverri, con la personalidad de un veterano, para hacerse cargo del remate.
Echeverri picó el penal y puso el 1-0 de Argentina ante Brasil
Con una frialdad digna de Palermo, el Diablito picó la pelota al medio del arco, dejando al arquero brasileño como un espectador de lujo. Fue el 1-0 para Argentina y el tercer gol de Echeverri a Brasil en el torneo, recordando la paliza 5-0 en la fase de grupos que tuvo al Diablito como protagonista.
Argentina, a un paso de la gloria: ¿Se viene la vuelta olímpica?
Con este resultado, la Selección Argentina Sub-20 quedó a un paso de consagrarse campeona del Sudamericano. Si se confirma la victoria ante Brasil, los pibes de Placente alcanzarían las 12 unidades, sacándole tres de ventaja a la Verdeamarela a falta de una fecha.
Y ojo, que el reglamento no contempla la diferencia de gol. Lo que importa es el resultado entre ambos equipos, y ahí Argentina le lleva dos partidos ganados a Brasil. Una situación que recuerda al famoso «Si ganamos este partido salimos campeones del mundo». Veremos si esta camada de la Sub 20 se consagra y se trae la copa a casa.
La polémica del penal: ¿Fue para tanto?
La definición de Echeverri, por supuesto, calentó los ánimos. Hubo empujones, algunos gritos y caras largas del lado brasileño. ¿Exageraron los brazucas o el Diablito les faltó el respeto con su picadita? El debate está abierto.