El polémico origen del clásico Belgrano-Talleres: un gol y un abandono que hicieron historia

Redacción Cuyo News
3 min
Cortito y conciso:

En 1914, el primer clásico cordobés terminó con escándalo y abandono de cancha por parte de Talleres (en ese entonces Central Córdoba Athletic) tras un gol polémico de Belgrano. La Federación Cordobesa le dio el partido ganado a Belgrano, sentando las bases de una rivalidad histórica.

El nacimiento del clásico cordobés: un gol en offside y un portazo que hizo historia

El 17 de mayo de 1914, en el barrio Alberdi, se jugó un partido que, sin saberlo, marcaría el destino del fútbol cordobés. Belgrano y Central Córdoba Athletic (luego Talleres) se enfrentaron por primera vez en un encuentro que terminaría como el Chavo del 8, con un final abrupto y lleno de polémica.

A los 15 minutos, José Lascano metió un gol para Belgrano que, según cuentan las crónicas de la época, era más offside que el Bambino Veira en un partido de handball. Los jugadores de Central Córdoba, indignados como Mostaza Merlo con un arbitraje, decidieron abandonar la cancha, dejando a todos con la boca abierta. Se ve que en esa época no existía el VAR, si no, seguro se armaba un quilombo bárbaro.

La Federación Cordobesa: más firme que De la Rua con el corralito

La Federación Cordobesa de Fútbol, con la misma firmeza que De la Rua anunciando el corralito, decidió darle por ganado el partido a Belgrano por 1 a 0. Además, sancionó a Central Córdoba por su actitud antideportiva, que era como irse a la B en la primera fecha, pero a lo grande.

La crónica de Los Principios publicada el 19 de mayo de 1914.

El diario «Los Principios», con una prosa digna de Borges, describió el partido y criticó duramente la actitud de los jugadores y algunos dirigentes de Central Córdoba, insinuando que el abandono de cancha fue premeditado, como un gol de Palermo en la final de la Libertadores.

Un clásico que nació con polémica y se mantiene vigente

Aquel partido, que parecía uno más del montón, terminó siendo la piedra fundamental de una de las rivalidades más picantes del fútbol argentino. Una rivalidad que, como el asado del domingo, se disfruta con pasión y se discute con fervor. Y todo por un gol que, como diría Eber Ludueña, «fue un verdadero… ¡golazo!»

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