Riquelme, con cara de póker tras el adiós bostero a la Libertadores. El silencio del ídolo tras la derrota por penales ante Alianza Lima da que hablar. ¿Se le acabó el crédito a Gago?
La mirada pétrea de Román: ¿fin de ciclo en Boca?
La Bombonera se quedó muda, o mejor dicho, aulló de bronca. Boca, el club más ganador de América, afuera de la Libertadores en Fase 2 a manos de Alianza Lima. Un papelón que tuvo como banda sonora el «que se vayan todos» de la hinchada y como imagen la cara de piedra de Juan Román Riquelme.

Tras el penal errado por Velasco, que sentenció la eliminación xeneize, las cámaras enfocaron a Román. El vicepresidente, con una mirada que hubiese congelado hasta al mismísimo Diego en el ’86, se mantuvo en silencio, inmutable, como si estuviera viendo un partido de la D entre Victoriano Arenas y Deportivo Paraguayo. Ni un gesto, ni una mueca, ni un «Topo Gigio» para la tribuna. Nada. Un silencio más elocuente que mil palabras.
El silencio de Riquelme: ¿mensaje para Gago y el plantel?
La derrota ante Alianza Lima no solo dejó a Boca afuera de la Libertadores, sino también sin chances de Sudamericana. Un fracaso rotundo que pone en jaque el proyecto de Riquelme y, sobre todo, la continuidad de Fernando Gago como DT. Pintita, que terminó el partido con la misma cara que el Chavo del 8 cuando le decían «pipipipipipi», declaró estar «con fuerza» para continuar, pero… ¿le creerá Román?
Recordemos que el último ídolo que defendió a capa y espada a un DT fue el Beto Alonso con Ramón Díaz en River, y ya sabemos cómo terminó esa historia… ¿Se viene un nuevo volantazo en el barco xeneize?
La reacción de Riquelme después de la eliminación de Boca
¿Habrá que romper el chanchito para traer refuerzos?
Mientras tanto, el hincha de Boca se pregunta: ¿qué necesita este equipo para volver a ser competitivo? ¿Un 9 como el Bati en sus mejores épocas? ¿Un enganche a lo Gallardo del ’96? ¿O simplemente un poco de garra y huevo como la que le ponía el Manteca Martínez? El mercado de pases se acerca y Román tendrá que mover las fichas, porque si no, la próxima vez que lo enfoquen las cámaras, su cara no será de póker, sino la del Guasón después de una noche de juerga con Harley Quinn.