Benjamín, el pibe de Banfield que se hizo viral por llorar de la emoción al ver al Cuti Romero, finalmente conoció a su ídolo y encima se llevó un par de entradas para el clásico contra Brasil.
Del llanto a la sonrisa: un benja con final feliz
La historia del pequeño Benjamín, hincha de Banfield que se convirtió en la sensación de las redes sociales tras emocionarse hasta las lágrimas por ver a Cristian «Cuti» Romero en el amistoso de la Selección Argentina en Bahía Blanca, tuvo un desenlace digno de película. El nene, que decía jugar de defensor como el cordobés y llevaba un cartel pidiendo su camiseta, finalmente conoció a su ídolo gracias a la intervención de TyC Sports.
Recordemos que el sábado, entre sollozos, Benjamín declaraba ante las cámaras: «Es mi mayor ídolo». Una frase que resonó en el corazón de los futboleros y que, como si fuera un pase milimétrico de Messi a Di María, llegó a destino.
El Cuti, un crack dentro y fuera de la cancha
Este lunes, en Ezeiza y con la previa del partido contra Brasil por las Eliminatorias sudamericanas a punto caramelo, Benja cambió las lágrimas por una sonrisa de oreja a oreja. No solo pudo conocer al Cuti, sino que también recibió de sus propias manos la camiseta azul de la Selección. Un recuerdo que, seguramente, guardará como si fuera la Copa del Mundo.
El llanto de Benjamín, el pequeño fan del Cuti Romero
Con la humildad de un campeón del mundo, Romero no se quedó ahí. Le regaló a Benjamín un par de entradas para ver el partidazo contra Brasil. Un gesto que, sin dudas, deja al Cuti a la altura de figuras como Batistuta o el Ratón Ayala, no solo por su calidad futbolística sino también por su grandeza humana. Como diría el Bambino Veira, «es un fenómeno».
Benjamín, visiblemente emocionado, agradeció al defensor y a TyC Sports por la gestión: «Gracias Cuti por cumplirme el sueño de tener tu camiseta, te agradezco mucho y a TyC Sports, por comunicarse con mi mamá y dejarme hablar el sábado». Una historia que demuestra que en el fútbol, como en la vida, a veces los sueños se cumplen. Y de yapa, con yapa.
