Marcelo Barovero, ídolo de River Plate, tuvo una noche emotiva en el restaurante Glorias del Monumental, firmando autógrafos, sacándose fotos con hinchas y siendo homenajeado con un mural por su icónica atajada al «Puma» Gigliotti.
Trapito en el Monumental: una noche de gloria para Barovero
¿Se acuerdan de la Sudamericana 2014? ¿Se acuerdan del «Puma» Gigliotti con la cara de «¿qué pasó acá?»? Claro, Barovero, el tipo que se puso la capa de héroe y nos mandó a la final. Ese mismo Barovero, el que ahora disfruta de su retiro como si fuera un partido de pretemporada en el Caribe, volvió al Monumental y, como era de esperar, la rompió toda.
### Barovero, el ídolo que nunca se fue
No, no estamos hablando de un partido homenaje, ni de una vuelta olímpica con la banda roja cruzándole el pecho. Trapito, como le decíamos cariñosamente, cayó de sorpresa en «Glorias», el bodegón que se armó en el Monumental, y se comió una cena digna de campeón. Pero no crean que fue solo morfar y rajar, eh. El tipo estuvo ahí, codeándose con los hinchas, firmando autógrafos hasta que le quedó el brazo como el de Mostaza Merlo después de un clásico, y sacándose selfies con la sonrisa de un pibe que la está pasando bomba.
### Un mural para la historia
Y como si la noche no pudiera ser más épica, al mejor estilo Riquelme en La Bombonera, le pintaron un mural. ¿El motivo? Obvio, la atajada al «Puma» Gigliotti. Esa imagen del Trapito con el dedito índice para arriba, como diciendo «acá estoy yo, papá», ya es un clásico que se codea con el «Topo Gigio» de Palermo. Un homenaje merecido para un tipo que, sin hacer mucho ruido, se ganó el corazón de los hinchas de River. Una reivindicación a lo Bilardo, pero con menos cábalas y más talento, bah.
### De la mano de Rorro y con el recuerdo de Gallardo
Barovero no llegó solo, eh. Lo acompañó Rorro Sbroglia, ex ladero del Muñeco Gallardo, como si fuera el ayudante de campo de Trapito en esta nueva aventura. Entre pizzas, vinos y charlas futboleras, Trapito se sintió como en casa, recordando viejas épocas y reviviendo la mística de un River que renació de las cenizas como el Ave Fénix. Ojo, no es que ahora Barovero se va a poner el traje de técnico, pero si se anima, le auguro un futuro mejor que el de Ramón Díaz en la Selección Paraguaya.
Y sí, amigos, Barovero ya es parte del museo de River. Pero este mural, esta noche mágica en Glorias, es como el gol de oro en un Mundial: te queda grabado a fuego para siempre.
La noche especial de Barovero en el restaurante Glorias.
La noche especial de Barovero en el restaurante Glorias. Prensa River.