Miguel Borja, el Colibrí de River, no encuentra su vuelo en el 2025. Su falta de gol y juego preocupa a los hinchas y al propio Gallardo. ¿Se le mojó la pólvora al goleador?
El Colibrí, ese pajarito que vuela para adelante y para atrás, parece haber perdido el rumbo en Núñez. Miguel Borja, el goleador que supo ser la alegría de la Banda, hoy deambula por la cancha como un fantasma. En la final contra Talleres, tuvo la chance de reivindicarse pero terminó siendo un espectador de lujo de la consagración cordobesa. Si, pateó el penal y lo metió, pero para un tipo que la temporada pasada era figura, un penal bien pateado no tapa el flojo partido que se mandó. ¿Se acuerdan de Palermo en la Copa América del 99? Bueno, así, pero al revés.
Borja: ¿De goleador a espectador de lujo?
Borja, que venía de calentar el banco en los partidos previos, arrancó como titular en la finalísima contra Talleres. Y si bien corrió como si fuera el último partido de su vida, le faltó lo más importante: ¡el gol, papá! Jugó mucho de espaldas, perdió casi todos los mano a mano con los centrales rivales, y cuando tuvo la chance de patear al arco, se le achicó el arco como si fuera el Monumental visto desde un dron.
El cambio de DT parece haberle pegado mal al colombiano. Con Demichelis, Borja era el goleador implacable, el que tenía la pólvora seca y la red lista para romperse. Pero con la llegada del Muñeco, el Colibrí se transformó en una palomita mensajera, dando pases a compañeros en vez de fusilar al arquero. ¿Será que Gallardo le pidió que juegue para el equipo? ¿O será que Borja perdió la confianza? Lo cierto es que los hinchas, que antes lo aplaudían hasta cuando erraba un penal, ahora lo miran con cara de «¿y este quién es?».
En la final, Borja tuvo dos chances claritas de gol, pero en ambas decidió cederle la pelota a un compañero. Una generosidad digna de elogio, pero que en un 9 de raza genera más dudas que certezas. ¿Se acuerdan del Beto Alonso gambeteando a medio equipo contrario y después tirándola afuera? Bueno, esto es parecido, pero sin la gambeta. Encima, para colmo de males, en una de esas jugadas, Guido Herrera, el arquero de Talleres, lo anticipó como si fuera el Ratón Ayala en sus mejores tiempos, generando una contra que casi termina en gol del equipo cordobés.
Números que preocupan: La sequía goleadora de River
Un solo tiro al arco en todo el partido, 25 pases (¡menos que el utilero!), 12 pelotas perdidas y apenas dos duelos ganados. Esos son los números fríos que reflejan el presente de Borja. Un presente que preocupa, y mucho, a los hinchas de River. El equipo del Muñeco no tiene gol y eso es tan preocupante como que el Bambino Veira vuelva a dirigir. De hecho, River nunca había arrancado un año con tan pocos goles en nueve partidos. ¿Será que el Muñeco perdió la magia? ¿O será que los jugadores no están a la altura?
El Colibrí, por ahora, está lejos de picar en flor. Y si no empieza a convertir pronto, corre el riesgo de quedar en el olvido como el penal de Higuaín en la final del Mundial.
La tanda de penales que consagró a Talleres ante River
River Plate –