Otra vez sopa en Rosario. El clásico entre Newell’s y Central terminó con incidentes entre hinchas leprosos y la policía. Piedrazos, balas de goma y un móvil policial dañado fueron el triste corolario de una tarde que ya venía caldeada. ¿Hasta cuándo vamos a seguir así?
Después del clásico rosarino, otra tarde de furia: Incidentes y balas de goma tras la derrota de Newell’s
Otra vez el folclore se desmadró. El clásico rosarino entre Newell’s y Rosario Central, que terminó con victoria canalla, dejó un tendal de incidentes que empañaron la fiesta del fútbol. Los hinchas de Newell’s, calientes por la derrota, se enfrentaron a la policía en las inmediaciones del estadio, dejando imágenes lamentables que recorren el mundo.
Ya antes del partido se habían registrado incidentes cuando hinchas de Newell’s rompieron un vidrio del micro que trasladaba al plantel de Rosario Central. Señores, ¡así no va!
Ahora, ¿era necesario llegar a esto? ¿No podemos disfrutar de un clásico sin que termine en batalla campal?
Newell’s Old Boys –
Incidentes entre hinchas de Newell’s y la policía
Hubo enfrentamientos con piedrazos y disparos de armas de fuego tras la derrota en el clásico ante Rosario Central. Créditos: Zapping Sports, el Tres TV.
¿Qué pasó exactamente?
Según informaron colegas de , que cubrieron el evento, "En la zona de la calle Pueyrredón hacia Pellegrini comenzaron los enfrentamientos." La cosa se pudrió a la salida del partido, con piedrazos volando para todos lados, un móvil policial con un vidrio roto y corridas por doquier. La policía, como era de esperarse, respondió con gases lacrimógenos y balas de goma. Un desastre.


La violencia, una costumbre lamentable
Para colmo, no es la primera vez que pasa algo así. Ya en el partido contra Defensa y Justicia habían existido incidentes. Parece que algunos no entienden que el fútbol es un juego, una pasión, pero no una guerra.
Y ni hablar de la "zapatilla voladora" que le tiraron al arquero de Central, Fatura Broun, durante el partido. ¿En qué cabeza cabe hacer una cosa así? ¡Un papelón!




¿Hay alguna solución a la vista?
Y acá es donde uno se pregunta: ¿qué hacemos? ¿Cómo frenamos esta locura? Más allá de las sanciones y las medidas de seguridad, necesitamos un cambio cultural. Tenemos que entender que el rival no es el enemigo, que el folclore no justifica la violencia.
Ojalá que algún día podamos vivir los clásicos con la pasión de siempre, pero sin la locura de unos pocos que arruinan la fiesta. Por el bien del fútbol, y por el bien de todos. Como diría el gran Eber Ludueña: "¡Esto es una vergüenza!".