A siete años del último partido de River contra San Martín en San Juan, recordamos el debut goleador de Alan Marcel Picazzo y la presencia de varios juveniles que, a la larga, no lograron consolidarse en el equipo del Muñeco. Un paralelismo con la apuesta actual de Gallardo por los pibes del club.
¿Se acuerdan de aquel River-San Martín en San Juan del 2017? Parece que fue ayer cuando el Millonario se paseaba por tierras cuyanas. Y si bien no fue un partido para el recuerdo, guarda una curiosa similitud con el presente del equipo de Gallardo: la apuesta por los pibes.
La cantera millonaria: ¿presente continuo o déjà vu?
En aquel encuentro, varios juveniles tuvieron la chance de mostrarse con la banda roja. Algunos, como Matías Moya, destellaron con su habilidad pero no lograron afianzarse. Hoy, Moya la rompe en Colo Colo, un crack total. Otros, como Santiago Vera, tuvieron un paso fugaz y hoy buscan su lugar en Almirante Brown. ¿Les suena a la camada actual de pibes que Gallardo viene fogueando? De la Cuesta, Costantini, Lencina… ¿Serán figuras del futuro o terminarán como el Beto Alonso, con un talento descomunal pero sin encontrar su lugar en el mundo River?
Pero la noche sanjuanina tuvo un nombre propio: Alan Marcel Picazzo. El pibe entró, debutó y la mandó a guardar. Un gol para el recuerdo, el único en el club, para sellar el 3-1. Una historia que nos hace acordar al Bambino Veira, que metía goles de todos los colores y después se iba de joda hasta el amanecer. Lamentablemente, para Picazzo, la historia en River terminó ahí. Hoy, el delantero busca su revancha en la Tercera División de España.
El único sobreviviente: Cachete Montiel
De aquel equipo plagado de juveniles, solo uno logró trascender: Gonzalo Montiel. El Cachete, con apenas 20 años, ya mostraba su jerarquía jugando de central junto a Alexander Barboza. Un distinto, como el Cholo Simeone en sus épocas de jugador, que siempre la metía con la uña. Hoy, Montiel triunfa en el Sevilla, demostrando que la cantera millonaria sigue dando frutos.
El recuerdo imborrable: el gol de Picazzo
La apuesta por los juveniles es una constante en la historia de River. Algunos triunfan, otros no. Lo que queda claro es que el semillero millonario sigue siendo una fuente inagotable de talento. ¿Estará Gallardo ante una nueva camada de cracks? Solo el tiempo lo dirá. Lo que sí sabemos es que este River, como aquel del 2017, no le tiene miedo a apostar por los pibes. Y eso, señores, es digno de admirar. Porque como decía el Bambino: «El fútbol es un juego de hombres, y los pibes, cuando tienen hambre de gloria, pueden comerse la cancha».
