¡Escándalo en Mendoza! Un niño y un caño complican a Godoy Cruz

Redacción Cuyo News
3 min
Cortito y conciso:

Un menor de 13 años arrojó un objeto que impactó a un juez de línea en el partido de Godoy Cruz, lo que provocó la suspensión del encuentro. El joven no enfrentará cargos penales, pero el club y sus padres podrían recibir sanciones. El incidente reabre el debate sobre la violencia en el fútbol y la responsabilidad de los adultos en la formación de los jóvenes.

09/02/2025 01:20hs.

El viernes saltó la noticia: el responsable de arrojar el famoso «caño» que casi le vacía un ojo al juez asistente Diego Martín, ¡un pibe de 13 años! La imagen del línea herido y la posterior decisión del árbitro Yael Falcón Pérez de suspender el partido, un baldazo de agua fría para la hinchada tombina. Y ni hablar de los que lo seguían por la tele, jugadores… ¡un papelón!

Como era de esperarse, al ser menor de edad, este «Maradona» de la tribuna no va a tener que rendir cuentas ante la justicia como un adulto. El club, obviamente, ya le aplicó el derecho de admisión (¡a ver si aprende!). Pero la cosa no termina ahí, el Ministerio de Seguridad va a extender la prohibición de entrar al estadio… ¡a los padres! Sí, sí, como escuchaste. Aparentemente, el pibe se presentó en la fiscalía acompañado por su mamá.

Si bien parece que fue un acto aislado y no hay sospechas de internas barra brava (aunque nunca se sabe…), el «Tomba» podría ligar una buena multa, la clausura de la cancha y hasta… ¡agarrense! ¡Quita de puntos! (Ya les pasó en 2024, les sacaron tres y se los devolvieron al mes y medio. ¡Un despropósito!).

Aparentemente, según trascendió, el fiscal, imposibilitado de procesarlo penalmente por ser menor inimputable, le habría ordenado al joven «artista» de la tribuna… ¡atención!… ¡ir a terapia! Sí, señores, ¡psicólogo para el muchacho!

Pero seamos honestos, ¿en serio creemos que este problemón se soluciona con un psicólogo? ¿O bajando la edad de imputabilidad? ¿O con una multa? Acá hay algo mucho más profundo, algo que va más allá de la indignación momentánea y el posterior olvido.

La verdad es que hasta que no nos pongamos serios y reflexionemos sobre qué clase de monstruos estamos criando, nos vamos a seguir asustando con estas actitudes. No estamos hablando de un nene de 2 o 5 años. Uno

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