Estudiantes, en crisis, se juega todo en el clásico ante Gimnasia

Redacción Cuyo News
3 min
Cortito y conciso:

Estudiantes, en medio de una sequía futbolística que recuerda a la época en que el Bambino Veira dirigía a la Selección en el Mundial ’98, se juega la vida en el clásico platense contra Gimnasia. Domínguez, con más presión que Massa en un debate presidencial, recupera jugadores clave pero aún tiene dudas en el mediocampo.

El Pincha, que arrancó el Apertura como caballo pura sangre escapado del Hipódromo de Palermo, se pinchó. Tras un invicto inicial que ilusionó hasta al mismísimo Bilardo, el equipo de Domínguez entró en una racha negativa que lo tiene a maltraer. Cuatro partidos sin ganar, una sola unidad de las últimas doce posibles y una derrota copera que dejó un sabor amargo como mate cocido.

¿Se le escapó la tortuga a Domínguez?

La victoria ante River en el Monumental parecía el espaldarazo definitivo para un Estudiantes que había invertido millones para pelear en todos los frentes. Pero, como dice el dicho, «la alegría dura poco en casa del pobre». Derrotas consecutivas contra Defensa, Barracas y Belgrano, sumadas al empate con Newell’s, pusieron al León contra las cuerdas. La caída ante la U. Católica por Libertadores solo profundizó la crisis.

Y claro, ahora se viene el clásico contra Gimnasia. Un partido que, como bien decía Mostaza Merlo, «es un partido aparte». La presión es enorme. Una derrota no solo significaría un golpe anímico tremendo, sino que también complicaría las chances de clasificar a los playoffs. Domínguez, con la soga al cuello como arquero en una definición por penales, sabe que se juega mucho más que tres puntos.

Cambios obligados y una duda que desvela

La buena noticia para el Barba es el regreso de Arzamendia y Carrillo, quienes cumplieron sus sanciones y estarán disponibles para el domingo. Además, Boselli, tras superar un desgarro que lo tuvo a los ponchazos, también se perfila como titular. El que no llega es Tobio Burgos, quien deberá ver el partido desde la tribuna, con la misma impotencia que un hincha viendo a su equipo perder por goleada.

La gran duda pasa por el mediocampo. Ascacíbar y Piovi son fijas, pero el tercer lugar se lo disputan Neves y Sosa. El uruguayo, con un poco más de resto físico que un maratonista keniata, parece correr con ventaja. Habrá que ver si Domínguez se la juega por la experiencia de Sosa o por la dinámica de Neves. Lo que está claro es que, en un clásico tan caliente como este, no hay lugar para medias tintas. Hay que meter como Mascherano en la final del Mundial.

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