Foster Gillett, el magnate que prometió revolucionar el fútbol argentino, está en el ojo de la tormenta. Tras no concretar los pases de Valentín Gómez y Rodrigo Villagra, y con Estudiantes esperando una inversión millonaria, ¿se le está pinchando el globo al «nuevo dueño» del fútbol local?
El desembarco de Foster Gillett en el fútbol argentino arrancó con bombos y platillos, cual presentación de refuerzos en el Monumental en época de vacas gordas. Pero la fiesta parece haber terminado antes de empezar. El magnate yanqui, con más pinta de rockstar que de inversor, dejó un tendal de promesas incumplidas y clubes con la billetera vacía.
¿Un Magnate o un Fantasma?: El Caso Foster Gillett
Hasta ahora, Gillett solo logró meter un par de goles: la llegada de Cristian Medina y Benjamín Farías a Estudiantes, ambos libres. Un par de pases que, seamos sinceros, parecen más un gol en contra que a favor del «proyecto» Gillett. La Brujita Verón, abanderado de esta cruzada, se lo jugó todo por el magnate. ¿Habrá metido la pata hasta el fondo como el Beto Alonso en aquel penal contra Deportivo Armenio?
El acuerdo entre Verón y Gillett es más turbio que el Riachuelo un día de lluvia. La idea es que el yanqui se convierta en inversor del Pincha, pero la asamblea del club todavía no dio el Ok. Mientras tanto, Estudiantes tuvo que poner plata de su bolsillo, esperando un préstamo que nunca llegó. Para colmo, el lío interno en el club es peor que la interna de Boca en los tiempos de Bianchi. Recordemos que, aunque Gillett ponga la guita, los jugadores son del club. Acá no se puede ser dueño de un jugador como si fueran figuritas.
Valentín Gómez y Rodrigo Villagra: Víctimas del «verso» Gillett
Valentín Gómez, con más fe que el Chapulín Colorado, se jugó su pase al Udinese esperando que Gillett pusiera la cláusula. Pero el magnate se borró más rápido que Riquelme en una práctica de verano. Vélez, con la paciencia agotada, exige los 8.5 palos verdes. Mientras tanto, a Valentín le buscan club en Inglaterra o Brasil. ¿Terminará jugando en el ascenso como el Turco García después de su retiro?
Por otro lado, Rodrigo Villagra, con la cabeza en otro lado, se entrenó solo esperando el pase a Europa que Gillett le prometió. Pero la plata nunca apareció y ahora el pibe está más perdido que el Cholo Simeone en un recital de Arjona. River, con la bronca a flor de piel, lo ve partir a Rusia. Un final más triste que la eliminación de Argentina en el Mundial 2002.
¿Dónde está la plata, Foster?
Algunos dicen que Gillett tiene la guita, pero que por problemas bancarios no la puede mandar. Un verso más repetido que el «Movete» de Mostaza Merlo. Estudiantes esperaba 10 millones de dólares para cerrar otros refuerzos, pero la plata brilló por su ausencia. Parece que Gillett es más mago que inversor, porque hace desaparecer la plata en un abrir y cerrar de ojos.
A pesar del papelón, Gillett sigue con la idea de comprar el Leicester y todavía sueña con invertir en el fútbol argentino. Pero después de este papelón, su credibilidad quedó más baja que el rating de TyC Sports sin fútbol. ¿Será que Gillett es puro humo o todavía tiene un as bajo la manga? Solo el tiempo lo dirá.