Franco Armani, arquero de River Plate, se lució en la definición por penales contra Talleres pero la mala fortuna de sus compañeros lo dejó con las manos vacías y una amarga derrota. El Pulpo, como lo apodan, atajó dos penales y acertó el lado de otros dos, pero las fallas de River le impidieron avanzar. La derrota significó la séptima definición por penales perdida consecutiva para el club.
Armani, un tipo que ataja hasta las balas que pican cerca, se mandó un partidazo en la definición por penales contra Talleres. Dos penales atajados, dos más donde adivinó el palo… ¡Casi que le pedía el DNI a la pelota antes de que la patearan! Pero bueno, a veces ni el mejor arquero del mundo, y no estoy exagerando, puede contra la mufa y la poca puntería de sus compañeros. Fue como ver a Fillol en el ’78, atajando todo, pero con un final para el olvido.
El lamento del Pulpo: una actuación memorable opacada por la derrota
Armani terminó con la cara de un perro que le pisaron la cola. Y cómo no, si el tipo se jugó el físico y el alma en cada pelota. Primero le tapó un bombazo a Tarragona que iba directo al ángulo, después le sacó un zapatazo a Ortegoza que parecía teledirigido. Hasta le adivinó el palo a Bebelo Reynoso, aunque la caprichosa dio en el travesaño y entró. ¿Se acuerdan del Bambino Veira diciendo que el arquero es la mitad del equipo? Bueno, Armani fue casi el equipo entero.
Durante los 120 minutos, el Pulpo también se hizo gigante. Le sacó un misil a Bebelo Reynoso que casi le arranca la cabeza al Pity Martínez, que lo había dejado solo como a un nene en el recreo. Hasta casi le convierte un gol en contra a Botta después de un rebote corto, pero zafamos por offside. O sea, estuvo en todas.
La preparación de Armani: un profesional a la altura de las circunstancias
Para colmo, el tipo se había preparado a full. Antes de los penales, se juntó con Tato Montes, el entrenador de arqueros, y con Jeremías Ledesma, como si fuera un cónclave de brujos buscando la fórmula mágica. Hasta le pasó un papelito con los puntos débiles de los pateadores de Talleres. ¡Un Mourinho de los arcos! Lástima que ni con toda esa preparación pudo romper la maldición de las definiciones por penales. Siete perdidas al hilo, una racha que ya parece una condena bíblica.
Esta derrota también le impidió a Armani alcanzar a Iker Casillas como el arquero con más títulos en la historia. Quedó masticando bronca, como el hincha que se quedó sin voz de tanto alentar. Hasta Guido Herrera, arquero de Talleres, lo fue a consolar al final del partido. Una imagen que resume la tristeza del fútbol: un gladiador derrotado, digno de respeto aún en la derrota.
El Pulpo Armani y la maldición de los penales: ¿hasta cuándo?
La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿cuándo se le va a dar a River y a Armani en los penales? ¿Será necesario llamar a un exorcista para cortar la mala racha? Lo cierto es que el Pulpo no merece esta mala fortuna. Él siempre cumple, él siempre está.
Franco Armani –