Felipe Loyola, el chileno que llegó a Independiente sin hacer mucho ruido, se convirtió en pieza clave del equipo. Su racha de minutos jugados lo pone a la altura de ídolos como el capitán Rodrigo Rey, demostrando que con garra y huevo, se puede llegar lejos.
La actualidad de Independiente es digna de un análisis a lo Bilardo: ordenada, efectiva y con algunos puntos altos que ilusionan al hincha. Y si hablamos de puntos altos, imposible no mencionar a Felipe Loyola, el chileno que se ganó el corazón del Libertadores de América a base de sacrificio y buen juego.
El chileno que no se cansa nunca
Loyola, apodado «Pipe» por la hinchada, viene de romperla contra Sportivo Belgrano por Copa Argentina. Y no solo por su despliegue a lo Simeone en sus épocas de jugador, sino porque extendió una marca impresionante: jugó todos los minutos desde que llegó al Rojo. 27 partidos, los 90 minutos en cada uno, más los descuentos. Un tractorcito. ¿Será que Loyola tomó la pócima mágica de Mostaza Merlo?
Esta racha lo pone en la misma liga que dos próceres del plantel actual: Rodrigo Rey, el capitán que lleva 97 partidos al hilo con la roja, y Sebastián Valdez, la muralla defensiva que en sus pocos partidos demostró que llegó para quedarse. Hablamos de una regularidad que ni el Bambino Veira en sus mejores épocas.
Un todoterreno a lo Berizzo
Loyola es el típico jugador que cualquier técnico quisiera tener: corre, mete, juega y hasta te hace un asado si es necesario. Puede ser lateral por derecha o izquierda, volante central o hasta enganche si se lo pide Vaccari. Su versatilidad recuerda a la época dorada de la selección paraguaya con el “Toto” Berizzo al mando.
De desconocido a figura: la historia de Loyola en el Rojo
Cuando llegó al club, nadie daba dos pesos por él. Un chileno desconocido, con un precio que generó dudas en algunos hinchas. Pero como dice el dicho: “la plata no compra la garra”, y Loyola lo demostró con creces. A base de buenas actuaciones, se ganó el cariño de la gente y hoy es indispensable en el esquema de Vaccari. Hasta se ganó el cántico de «chileeeno, chileeeno» en el Libertadores de América, un reconocimiento que no cualquiera se lleva.
Su mejor momento lo tuvo al principio, opacando incluso al mismísimo Kevin Lomónaco. Si bien tuvo un bajón a fines del 2024 (nadie es Riquelme todos los días), nunca bajó el nivel y siempre fue de lo más rescatable del equipo.
El presente: un jugador clave para el Rojo
Hoy por hoy, Loyola es figura indiscutida. Su regularidad y entrega lo ponen en el podio de los mejores del equipo, y hasta se podría decir que del fútbol argentino. Si Independiente quiere pelear arriba, necesita que el chileno siga con este nivel. ¿Será que estamos ante el nuevo ídolo del Rey de Copas? Solo el tiempo lo dirá, pero por ahora, la hinchada canta su nombre y sueña con la gloria. Y eso, en el fútbol, vale oro.