Independiente debuta en la Copa Sudamericana ante Nacional Potosí en la altura de Bolivia, con una travesía digna de Mostaza Merlo para llegar al estadio por el cierre del aeropuerto local.
Después del bailecito contra Godoy Cruz, al Rojo le toca bailar con la más fea: la altura de Potosí. Independiente se prepara para su debut en la Copa Sudamericana contra Nacional Potosí, un partido que se presenta más complicado por la logística que por el rival en sí. Si bien el equipo boliviano viene de perder en su torneo local, la verdadera prueba para el Rey de Copas será el contexto.
El desafío de jugar a más de 4000 metros
El estadio Víctor Agustín Ugarte, ubicado a 4.090 metros sobre el nivel del mar, será el escenario de este encuentro. La altura, como bien sabemos los futboleros, no es joda. La presión del aire, la digestión lenta y el desgaste físico extremo pueden ser factores determinantes. Es como jugar con un Pulga Rodríguez extra en el equipo contrario, pero invisible y haciéndote sentir que te comiste un asado de osobuco antes del partido.
Una odisea para llegar a la cancha
Pero el mal de altura no es el único obstáculo. Para colmo, el aeropuerto de Potosí está cerrado por obras, lo que obliga a Independiente a realizar una travesía épica para llegar al estadio. Tendrán que volar hasta Sucre y desde ahí, encarar un viaje de tres horas y media en camioneta por una ruta que parece sacada de un rally Dakar. ¿Se imaginan a los muchachos del Rojo tipo Bilardo en el micro, con el GPS y el mate? Un viaje que te desgasta más que un partido contra Boca en la Bombonera. Ya lo sufrieron Estudiantes y Boca, que tuvieron que remarla en dulce de leche para llegar a Potosí.
El plan de Vaccari para la travesía
Julio Vaccari, el DT del Rojo, tiene la difícil tarea de preparar al equipo para este desafío. Este lunes evaluará a los jugadores para ver cómo están físicamente y definir el equipo. Parece que la estrategia va a ser tipo Pekerman en el Mundial 2006: dosificar esfuerzos y llegar con lo justo al partido. La delegación partirá el lunes por la tarde en un vuelo chárter a Sucre. El martes por la mañana, emprenderán el viaje en camionetas hacia Potosí, almuerzan, una siestita si se puede y a la cancha. Después del partido, de vuelta a Sucre para volar a Buenos Aires. Un cronograma apretadito, que te deja más cansado que un maratón de TyC Sports un domingo.
¿Podrá Independiente superar la altura y la logística para traerse un buen resultado?
La pregunta del millón. El debut en la Sudamericana se presenta como una prueba de fuego para el Rojo. No solo por el rival y la altura, sino también por la odisea que implica llegar al estadio. Habrá que ver si el equipo puede sobreponerse a las adversidades y demostrar que está a la altura de las circunstancias… literalmente. Es hora de que los jugadores se pongan la camiseta, dejen la piel en la cancha y demuestren que la mística copera del Rojo sigue viva. Ya lo dijo Bochini alguna vez: «Jugar en Independiente es una responsabilidad». Y esta vez, la responsabilidad viene con un plus de aventura.