Maravilla Martínez, entre la fe y la fisura: jugó el clásico lesionado.

Redacción Cuyo News
3 min
Cortito y conciso:

Maravilla Martínez, con una fisura en la rodilla, jugó el clásico de Avellaneda contra Independiente. A pesar del milagro de su «sanación», la Academia no pudo pasar del empate y el delantero no brilló como acostumbra.

¿Milagro en Avellaneda o capricho del goleador? Maravilla Martínez jugó el clásico lesionado

La previa del clásico de Avellaneda tuvo un protagonista excluyente: Adrián «Maravilla» Martínez. El goleador de Racing, con un edema óseo en la rodilla derecha que, según los médicos, lo marginaba por un mes, desafió los pronósticos y la lógica. Habló con Fernando Costas, le dijo que no sentía dolor (¿quién te conoce dolor, Riquelme en la final de la Libertadores ’01?) y se metió de prepo en el once inicial.

Maravilla y su fe inquebrantable: «Me curé gracias a Dios»

«Tengo mucha fe y el Dios que yo predico también hace milagros. Les dije a los médicos que me había sanado a pesar de la fisura… siento que estoy sano», declaró Martínez tras el 1-1. Un Bochini en sus épocas doradas tampoco hubiera podido gambetear a semejante lesión. ¿Fue una avivada del delantero o realmente creyó en la intervención divina? Lo cierto es que en la cancha, la realidad fue otra.

Lejos de su nivel habitual, Maravilla no pudo desequilibrar como nos tiene acostumbrados. Sin su habitual despliegue, se limitó a jugar de espaldas y participar en alguna que otra contra. La más clara, un mano a mano que desperdició Solari, quien en lugar de habilitarlo, le dio un pase atrás que le permitió a la defensa del Rojo cortar la jugada. Un pase digno del «Bambino» Veira en sus peores momentos.

Un empate con sabor a poco para la Academia

«Fue un clásico muy de ida y vuelta. Sentí el cansancio… El empate fue justo», analizó Martínez con una honestidad brutal que hasta el «Cai» Aimar aplaudiría. El desgaste físico fue evidente, y ahora se avecina un parate obligado de cara a la Copa Libertadores. ¿Habrá valido la pena arriesgar al goleador por un empate?

«El club exige ganar… Somos conscientes de que con esto no alcanza», sentenció Maravilla, quien casi termina a las piñas con Marcone sobre el final. Más allá de la fe y las declaraciones polémicas, la historia no tuvo un final feliz para el goleador. Se fue sin goles, con una rodilla que seguramente le dará dolores de cabeza y con un empate que deja a Racing con más dudas que certezas. Una historia digna de ser contada, sí, pero con un sabor agridulce para la Academia.

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