Tras dos semanas de internación por un paro cardiorrespiratorio, Oswaldo Balanta, delantero a prueba en San Lorenzo, recibió el alta médica. El colombiano continuará su recuperación en su casa, con el sueño de volver a las canchas.
De la clínica a casa: Balanta recibió el alta
Del drama a la esperanza. ¿Se acuerdan del 26 de marzo? Parecía que se nos iba un pibe, que se nos apagaba una ilusión. Oswaldo Balanta, el delantero colombiano que estaba a prueba en San Lorenzo, se desplomó en pleno entrenamiento de la Reserva. Paro cardiorrespiratorio, lo llevaron de urgencia al Piñero… un garrón bárbaro. Los partes médicos iniciales pintaban un panorama complicado, digno de un descenso a la B Nacional en la última fecha.
Pero como en un tiro libre de Messi en el minuto 90, la historia dio un giro inesperado. Este miércoles 9 de abril, Balanta recibió el alta del Sanatorio Finochietto. Sí, leyeron bien: ¡alta médica! Después de dos semanas de pelearla como un campeón de la Libertadores, el colombiano seguirá su recuperación en casa, rodeado de los suyos.
El sueño de volver a gambetear la muerte (y a los rivales)
Balanta, de 23 años, todavía sueña con ponerse la azulgrana y romperla en el Nuevo Gasómetro. Había llegado al Ciclón hace un mes, con la ilusión de ganarse un contrato. Zurdo, 1.90 de altura… pintaba para goleador, para ser el nuevo Palermo del equipo. Veníamos de capa caída con lo de Peralta y sus andanzas, necesitábamos una buena noticia.
Debutó en Primera en 2022 en el Boca Junior de Cali, un equipo que, con todo respeto, juega en la Segunda de Colombia. Hizo un par de goles, mostró algunas cositas interesantes… pero bueno, esto es otra cosa. Acá la presión es como jugar un clásico con la cancha llena, no es para cualquiera.
(Foto: @balanta09)
(Foto: Emmanuel Fernández)
¿Volverá a jugar? La pregunta del millón
Ahora la gran pregunta es: ¿podrá Balanta volver a jugar al fútbol? Es una incógnita, una jugada preparada que todavía no sabemos cómo va a terminar. Los médicos harán lo suyo, pero la voluntad del jugador —esa garra charrúa que tienen algunos— será fundamental.
Ojalá que pueda gambetear esta adversidad como gambeteaba a los defensores en las inferiores. Que vuelva a sentir la adrenalina de entrar a la cancha, la pasión de la hinchada… Sería una historia de película, un golazo de media cancha en el último minuto. Y nosotros, como hinchas, estaríamos ahí para aplaudirlo de pie, como se aplaude a los verdaderos cracks.
