El Muñeco Gallardo aprovecha la semana larga para meterle fierro al plantel de River. Con la Supercopa Argentina y la Libertadores en la mira, la exigencia es máxima en Ezeiza. Entrenamientos intensos y a full para un equipo que buscará el funcionamiento aceitado que lo caracteriza.
Se viene un marzo bravísimo para el Millonario, y Gallardo lo sabe. Por eso, ni se le ocurrió darles descanso a los muchachos. La semana larga, lejos de ser para tirar panza arriba, fue una maratón de entrenamiento en Ezeiza. El Muñeco, como el Chabela Merlo en sus épocas de gloria, les exige a sus dirigidos una intensidad digna de final de campeonato.
El Muñeco no afloja
Con dos victorias al hilo que dan un respiro, pero sabiendo que lo que se viene es bravo, Gallardo aprovechó estos días para meterle pata al físico y al táctico. La idea es clara: encontrar ese juego característico del River del Muñeco, ese que te asfixia y te liquida en cualquier cancha. Y para eso, hay que laburar como si se estuviera jugando un clásico.
Doble turno, espacios reducidos, cancha completa… todo con pelota, obvio. Porque como decía el Bambino Veira, «la pelota no se mancha». Gallardo, como un director de orquesta, busca la armonía perfecta entre la intensidad y el buen juego. Y con Galoppo casi recuperado, el plantel está a disposición para la batalla.
Foto: Juano Tesone.
Marzo a puro fuego y un abril que promete
El calendario es un infierno: Estudiantes, la Supercopa contra Talleres en Asunción y Atlético Tucumán, todo en menos de diez días. Y ni hablemos de lo que viene después: Copa Libertadores, Copa Argentina… un fixture que parece armado por el mismísimo Bilardo para volverte loco.
Un fixture infernal: Libertadores y torneo local, un combo explosivo
A partir de abril, con el arranque de la Copa, la cosa se pone más picante todavía. Doble competencia, viajes largos… la exigencia será al 110%. Gallardo, como buen estratega, sabe que va a necesitar de todo el plantel. Acá no hay lugar para pecho fríos, todos tienen que estar listos para la guerra. Y si el fixture de la Libertadores incluye viajes largos, como ir a la altura de La Paz, la rotación será clave para llegar con piernas frescas a cada partido.
La sintonía fina, como decía Mostaza Merlo, será fundamental. Hay que dosificar las energías, porque la idea es pelear en todos los frentes. El objetivo es claro: ganar todo lo que se pueda. Y para eso, este River del Muñeco, con la garra de Ponzio y la magia de Enzo Fernández (aunque ya no esté), va a dejar la piel en la cancha.