River, con la billetera más flaca que el presupuesto de un club de barrio después de la pandemia, busca revancha en Lima tras un pasado glorioso que parece más lejano que el retiro de Palermo.
La sombra del 2019: ¿Un River con billetera gorda y juego flaco?
¿Qué daría Gallardo, el Muñeco, el Napoleón del fútbol criollo, por tener de nuevo la orquesta del 2019? Esa máquina que tocaba fútbol champagne y levantaba copas como si fueran vasos de fernet en un asado. Un equipo que, con la base sólida y algunos toques de magia extra, como un Suárez picante cual ají limo y un Borré infalible como penal de Palermo, hacía temblar al continente.
Pero claro, el fútbol es más dinámico que el precio del dólar blue. Hoy, la realidad del Millo es otra. A pesar de haber invertido más guita que en la época dorada, el equipo todavía no encuentra el rumbo. Parece que el GPS futbolístico anda más perdido que un hincha de Boca en Núñez. La inversión, que superó lo gastado en aquel plantel multicampeón, aún no da frutos y el juego del equipo sigue dejando más dudas que certezas. Es como tener un Ferrari con motor de Fiat 600.
Lima, territorio de revancha: ¿Se repetirá la historia o será un nuevo papelón?
Aquel River de ensueño, que brillaba más que la dentadura de un boxeador después de una pelea ganada, se paseaba por las canchas como si fueran su propia casa. Ahora, en Lima, la Banda busca exorcizar los fantasmas del pasado y reencontrarse con la gloria. Pero, ¿podrá este River desorientado, que parece más un equipo de metegol con las figuras despintadas, repetir la hazaña?
La historia dirá si Gallardo, con su sabiduría futbolística que a veces parece magia negra, logra despertar al gigante dormido. O si, por el contrario, este River seguirá dando más vueltas que una calesita sin freno. Lo cierto es que la presión está a full, como en un clásico con Boca en la Bombonera. El hincha, ese que alienta en las buenas y putea en las malas (con el mismo fervor), espera ansioso. La pregunta del millón es: ¿veremos al River campeón de América o al que nos hace renegar más que un VAR polémico?