El River de Gallardo no arranca. Tras un enero para el olvido, el ‘Muñeco’ enfrenta críticas y la baja de Maxi Meza. ¿Rotación o más de lo mismo ante San Lorenzo? El 2025 exige respuestas futbolísticas que urgen tanto como un grito de gol en la final.
01/02/2025 11:09hs.
Enero, ese mes que pintaba para ser un recital de fútbol del River de Marcelo Gallardo, terminó siendo una sinfonía desafinada. El equipo, ese que todos imaginábamos arrasando en cada cancha, dejó más dudas que certezas en sus primeras presentaciones oficiales. Dos partidos, dos actuaciones por debajo de lo esperado, un golpe al ego de un equipo que se creía invencible y que ahora está mas vulnerable que defensor del ascenso en la Bombonera. ¿Qué pasó, “Muñe”? ¿Se quedaron sin nafta en la pretemporada?
Ni el mismísimo Gallardo, un tipo que conoce al dedillo los tiempos de sus equipos, esperaba un arranque tan “pobreton” y una fluidez futbolística tan ausente. Para colmo de males, la lesión de Maxi Meza, esa tendinitis rotuliana que lo sacó del partido ante Instituto y que lo dejará fuera, al menos, del encuentro contra San Lorenzo y probablemente ante Independiente, obliga al DT a tocar la melodía de un mediocampo que, pese a no ser la orquesta sinfónica de antaño, había sonado, al menos en los amistosos, de forma digna. ¿Será que el problema es más de fondo y no solamente el «diez»?
El mensaje guardioliano y la autocrítica del «Muñeco»
El «Muñeco» no se esconde: autocrítico, asumió la realidad, aunque, como buen líder, pidió paciencia. «Una casa o un equipo no se hace de la noche a la mañana», soltó, en un guiño al «Pep» Guardiola, intentando calmar las aguas de una hinchada que empieza a impacientarse. Es que este River 2025 trajo de vuelta los fantasmas de la versión 2024, esos “vicios” que los hinchas esperaban haber superado tras el parate y la pretemporada. Y la verdad, nadie quiere volver a ver un «viejo» River.
Gallardo, consciente de esa inquietud generalizada, sabe que el equipo acusó recibo del trajín del inicio del año. El once titular que se repitió en los cuatro primeros partidos mostró señales de agotamiento. Y claro, no es lo mismo jugar en el Monumental a hacerlo ante San Lorenzo, en un campo más amplio, bajo altas temperaturas y ante un equipo al que nadie le pudo marcar gol. La duda, ahora, es si seguir apostando a la misma base o empezar a rotar para no sufrir las consecuencias. ¿Será que llegó la hora de darle rosca a los suplentes, «Muñe»?

¿Rotación o repetir la base? La gran encrucijada
Con el Huevo Acuña y otros nombres que jugaron todos los minutos, la rotación ya no es una opción, es una obligación. ¿Será hora de que Milton Casco, Matías Kranevitter y Matías Rojas le regalen aire a un equipo que necesita un nuevo ritmo? Mientras Gonzalo Montiel, en un estado de gracia, también podría necesitar un descanso, Fabricio Bustos espera en el banquillo su oportunidad para mostrar de qué está hecho. Esto es un verdadero dilema para un entrenador que no quiere ser Eber Ludueña en esto de los cambios.

Pero el problema es más profundo que los nombres. La cuestión pasa por cambiar el juego, por volver a ser ese River arrollador que todos conocemos. De nada sirve cambiar fichas si el equipo sigue jugando igual. El desafío de Gallardo es lograr que el equipo vuelva a ser un relojito suizo, un verdadero equipo sinfónico, con o sin Meza, con o sin rotación. Enero ya es historia, ahora el River del «Muñe», necesita despegar en febrero y demostrar por qué es uno de los grandes de Sudamérica. Es hora de volver a escribir la historia, “Napoleón”, que el tablón ya no aguanta más.