River presiona por Castaño: ¿Llega o se frustra el pase?

Redacción Cuyo News
3 min
Cortito y conciso:

River, con la paciencia de un Enzo Francescoli pateando un penal, espera a Kevin Castaño. El Krasnodar lo retiene en Rusia, y el Millo ya puso las cartas sobre la mesa: sin Castaño en Buenos Aires, no hay guita.

El culebrón Castaño: River espera, el reloj corre y los rusos hacen la suya

La novela de Kevin Castaño y su posible llegada a River Plate ya parece un partido de la Libertadores: tensión, incertidumbre y negociaciones a contrarreloj. Mientras la dirigencia millonaria se estiró hasta los 9 millones de dólares, una cifra que haría temblar hasta al mismísimo Mostaza Merlo, el Krasnodar, cual equipo chico especulando en el área, pone palos en la rueda y se niega a liberar al colombiano.

¿Castaño en Rusia? ¡Parece joda!

El acuerdo entre River y el Krasnodar está más cerrado que un Boca – River en la Bombonera, pero el club ruso, con la astucia de un Bilardo dirigiendo desde el banco, pretende que Castaño juegue dos partidos más antes de emigrar. «El tiempo pasa. Nos vamos poniendo viejos…», cantaba Pablo Milanés. Y en River, la paciencia se agota como la de un hincha esperando el ascenso. El plazo para incorporar refuerzos vence el 12 de marzo, y con Castaño aún en Rusia, la ansiedad se palpita en el Monumental como un gol de último minuto.

River aprieta el acelerador (y la billetera)

Ante la postura del Krasnodar, en River, con la misma determinación que un Gallardo en el vestuario, decidieron plantarse: no hay desembolso inicial hasta que el jugador pise suelo argentino, se haga la revisión médica y firme el contrato. Es decir, el Millo aplica la del Beto Alonso: “Primero la pelota, después el jugador”. Los números con Castaño ya están acordados, un contrato por cuatro años que lo convertiría en un nuevo soldado de Napoleón, pero sin él en Núñez, no hay transferencia. ¿Logrará River destrabar la situación antes del cierre del libro de pases? Solo el tiempo, y las hábiles negociaciones de la dirigencia, lo dirán. El hincha, mientras tanto, reza para que el colombiano llegue antes de que el campeonato se ponga más caliente que un clásico de Avellaneda.

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