River llegó a 11 partidos sin clavarla en el primer tiempo, una racha negativa histórica que iguala la marca de 1967. A pesar de la mufa, el equipo del Muñeco mostró mejoría en ataque contra Atlético Tucumán, pero no le alcanzó para romper el maleficio.
La sequía goleadora de River en los primeros tiempos ya es tema de conversación en cada asado dominguero. Once partidos sin inflar la red en la primera mitad, una racha que nos remonta al lejano 1967 y que pone los pelos de punta hasta al mismísimo Beto Alonso. ¿Mufa? ¿Mala suerte? ¿O simplemente falta de contundencia?
El Muñeco y un River que despierta en el complemento
Si bien la derrota contra Talleres por la Supercopa Internacional pegó duro, el Millonario parece haber despertado de la siesta. Contra Atlético Tucumán, el equipo salió con otra actitud, generando situaciones claras de gol con Colidio, Meza y Aliendro, este último casi la mete con un bombazo al palo que hizo temblar hasta al Bambino Veira en la platea. «A punto tal que rompió por los costados quizás más que por dentro», como diría el Bambino, River fue más incisivo por afuera, un cambio táctico notorio con respecto a partidos anteriores.
A pesar del empuje y las ganas, el gol se negó a aparecer en el primer tiempo, estirando la racha negativa a 11 partidos, igualando la marca de 1967, cuando ídolos como Juan Carlos Lorenzo y José D’Amico pateaban la pelota. ¿Será que necesitamos un Chamán en el Monumental para cortar la mala racha?
Una racha para el olvido
Desde Atlético Tucumán hasta Racing, pasando por Estudiantes, San Lorenzo y Platense, ninguno pudo ser testigo de un gol riverplatense en la primera mitad. El próximo rival, Riestra, se presenta como la oportunidad perfecta para romper el maleficio y evitar quedar en la historia como la peor racha ofensiva en primeros tiempos del club. La presión está a full, como si estuviéramos jugando una final de Libertadores contra Boca.
El último grito sagrado en el amanecer del partido
Hay que remontarse al 8 de diciembre contra Rosario Central para encontrar el último gol de River en un primer tiempo. Un grito de Pablo Solari, que si bien llegó en el minuto 45+2, no cuenta para la estadística oficial porque… bueno, porque el fútbol argentino es así, un laberinto de reglas e interpretaciones como el VAR.
Gallardo, entre la preocupación y la tranquilidad Zen
El Muñeco, fiel a su estilo, pidió «fiereza ofensiva» pero también transmitió calma. «Los partidos se juegan en 90′ minutos…», declaró el DT, con la sabiduría de un Mostaza Merlo en sus épocas de gloria. Gallardo sabe que el fútbol argentino es un torneo aparte, donde la fricción y la intensidad del primer tiempo pueden trabar el juego. «Nosotros estamos creciendo en los segundos tiempos…», agregó, dejando en claro que lo importante es el resultado final, como si fuera un partido de truco donde lo que vale es la última mano.
Por ahora, los cinco goles de River en el campeonato fueron en el segundo tiempo, demostrando que el equipo tiene resto físico y mental para dar vuelta los partidos. ¿Será que el Muñeco está guardando los goles para el final, como un as de espadas en la manga? Solo el tiempo lo dirá. Lo que está claro es que esta racha negativa genera intriga y debate. Como diría el gran Eber Ludueña: «Es un partido aparte, muchachos».