Periodistas partidarios de River cruzaron la línea con comentarios sobre Gallardo, lo que provocó la furia de Brito y medidas ejemplares por parte del club.
Brito a lo Ruggeri: ¡Patada y a la calle!
El Muñeco Gallardo, con toda la paciencia del mundo, banca la parada desde que arrancó el 2025. Sabe que la hinchada es exigente, como la del Real Madrid con Cristiano en sus épocas mochas, y que todavía el equipo no representa en la cancha la millonada invertida en refuerzos. La crítica, cuando es con onda, siempre va como piña a la mandíbula del rival; pero en las redes, amparados en el anonimato, algunos se zarpan como el Kun Agüero en el FIFA. Y este River desató una catarata de comentarios contra jugadores y, por supuesto, contra el propio Napoleón por no encontrarle la vuelta al equipo. Pero, muchachos, hay límites que no se pueden cruzar, y dos periodistas partidarios, como si fueran defensores de Chacarita Juniors en un clásico, metieron la pata hasta el fondo, provocando la ira de Jorge Brito cual Mostaza Merlo en sus épocas de furia.
«Enfermo» y «que se suicide»: declaraciones que hicieron explotar al Monumental
«Repudio absoluto a los comentarios extrafutbolísticos de Hernán Santarsiero y José Ramón González», tiró Brito en X (ese que antes era Twitter), con más bronca que el Diego cuando le anularon el gol a Maradona en el ’90. Y siguió: «se han dedicado a difamar, denigrar e inventar sobre nuestro club, jugadores, cuerpo técnico y sus familiares». Parece que no era la primera vez que estos muchachos se mandaban alguna, pero esta vez, Brito les dijo: “¡Hasta acá llegaron!”. “No vamos a permitir más ataques personales, cobardes, ni mentiras disfrazadas de información», sentenció el presi, más firme que Palermo pateando un penal en la final de la Libertadores.
Santarsiero, en Sintonía Monumental, se fue al pasto mal: definió a Gallardo como «persona enferma» y le apuntó a la dirigencia: «les dije que tiene problemas personales», «se aprovecharon de un tipo vulnerable», «está hecho mierda y así y todo lo pusieron en un lugar incómodo». Un papelón, como el de Higuaín en la final del Mundial. Y como si eso fuera poco, González, disfrazado de gallo (sí, de gallo), tiró una frase que ni el Bambino Veira se hubiese animado: «Si tiene un problema, que se suicide. Si tiene un problema, que se ahorque, pero que nos deje tranquilos». Después pidió disculpas, dijo que era cristiano y bla bla bla, pero el daño ya estaba hecho, como cuando Francescoli le erró al arco en la final Intercontinental.
River no se achica: medidas ejemplares contra los periodistas
Ante semejante atropello, River, con la misma contundencia que un cabezazo de Batistuta, tomó medidas. Chau acreditaciones para Sintonía Monumental y para los dos periodistas, que además dejaron de ser considerados «partidarios». Quedaron afuera como Caniggia del Mundial ’94. Y por si fuera poco, suspensión y posible juicio. Acá, como dijo el Cholo Simeone: «el que se equivoca, paga».
El comunicado completo de River: derecho de admisión para la mala leche
River sacó un comunicado, más largo que la lista de lesionados de Boca, donde repudió los comentarios, defendió la libertad de expresión pero marcó la cancha: la crítica sí, la difamación no. Y les bajó el pulgar a Santarsiero y González: suspensión, chau acreditaciones y posible juicio. Un golpe de autoridad como el de Gallardo dirigiendo un Superclásico.
D’Onofrio, como un hincha más, también se sumó al repudio
Rodolfo D’Onofrio, ex presi de River, también salió a bancar a Gallardo desde Twitter. Dijo que se puede opinar y disentir, pero que las barbaridades que se dijeron «denigran la profesión de un periodista». Clarito como el Beto Alonso gambeteando en el área.