San Lorenzo en llamas. Tras el escándalo de la cámara oculta a Marcelo Moretti, el club está a la deriva. Néstor Navarro, vicepresidente primero y potencial sucesor, brilla por su ausencia y se rumorea que podría renunciar. El Ciclón necesita un líder ya, ¿aparecerá el caudillo que agarre el timón?
San Lorenzo, un club que parece estar más en terapia intensiva que en una cancha de fútbol. Tras la bomba que tiró Canal 9 con los videos de la cámara oculta a Marcelo Moretti, el club quedó en un silencio sepulcral, tipo estadio vacío después de una derrota con goleada incluida.
¿Y el sucesor? Perdido en acción
Pasaron las horas, los días… y el vicepresidente primero, Néstor Navarro, el que en teoría debería agarrar la posta, ¿dónde está? Dicen que se lo vio en la práctica del viernes, pero más como un fantasma recorriendo Boedo que como una figura con autoridad. Parecía el Chapulín Colorado apareciendo de la nada, pero sin chipote chillón ni antenitas de vinil que lo salven.
La verdad es que Navarro parece tener menos ganas de asumir la presidencia que yo de pagar los impuestos. Se habla hasta de un posible portazo, una renuncia estilo «me voy a pescar pejerreyes al dique» antes de meterse en el pantano que es la dirigencia del Ciclón en estos momentos. Y como frutilla del postre: el fin de semana se lo pasó en su casa de Uruguay, bien lejos del Bidegain. ¿Se acuerdan de Mostaza Merlo saliendo en lancha tras dejar Racing? Bueno, parecido pero sin el glamour.
El show debe continuar (aunque sea en el Cirque du Soleil)
Mientras tanto, el equipo tiene que jugar la última fecha, pensar en los octavos de final… Russo, un técnico que ha piloteado tormentas peores que la del Titanic, seguro que algo se ingenia. Pero hasta el mejor DT necesita una dirigencia que lo respalde, ¿no? Sino es como jugar al truco con las cartas marcadas, pero las tuyas en blanco.
Se busca presidente urgente (requisito: no tener miedo a las cámaras ocultas)
La cosa es así: San Lorenzo necesita un presidente ya mismo. O Navarro se pone la camiseta (la de dirigente, obvio) o alguien de la CD tiene que dar un paso al frente. Porque esto no da para más. Si esto fuera un partido de fútbol, ya estaríamos en el minuto 90 con el equipo perdiendo 3 a 0 y el arquero jugando de 9. ¿Habrá tiempo para el milagro? ¿O terminaremos como el Palermo del ’99, pidiendo la hora con el partido sin terminar?