Sant’Anna se sincera: Su adiós a River, el golpe más duro y un sueño cumplido

¡Y se fue nomás! Dejar el club de tus amores nunca es fácil, y para Agustín Sant’Anna, la despedida de River Plate tuvo ese sabor agridulce de quien disfrutó a pleno su estadía, pero sintió que era hora de cambiar de aire. Después de un año movidito, el lateral derecho armó las valijas y cruzó la frontera para sumarse al Bragantino. Pero antes, claro, tocaba el adiós a la hinchada millonaria.

«Millonarios, hoy me toca despedirme de este hermoso club, hoy nuestros caminos se separan en el cual durante mi estadía tanto yo como mi familia disfrutamos muchísimo esta locura», posteó el uruguayo en su cuenta de Instagram. Un mensaje cargado de emoción, pero también de realismo: sabía que, con Montiel y Bustos en el plantel, la titularidad era una utopía.

Llegó a River a principios de 2024, después de presionar para salir de Defensa y Justicia. Y esa «locura» a la que se refiere Sant’Anna fue un sube y baja constante. Aquel Superclásico en el Monumental, que él mismo inmortalizó en un cuadro, tuvo un gusto amargo por aquel error que derivó en el gol de Medina. ¡Cosas que pasan! Como diría Mostaza Merlo, «paso a paso».

Después de ese partido, la cosa se puso cuesta arriba. Demichelis lo borró de la cancha y los minutos escasearon. Pero Sant’Anna es un charrúa de pura cepa, de esos que no se rinden fácil. Remó desde atrás, le ganó el puesto a Herrera y, cuando parecía que levantaba vuelo, ¡pumba!, el físico le jugó una mala pasada. ¡Más mala suerte que Eber Ludueña!

«Por ahí los últimos meses fueron difíciles en cuanto a mi lesión pero disfrutaba mucho el día a día en el club…», reconoció. Primero un desgarro, después una rotura de meniscos. Y para colmo, el fallecimiento de su amigo Juan Izquierdo. Un combo explosivo que complicó su recuperación y lo relegó aún más en la consideración del nuevo DT, Marcelo Gallardo.

«Agradezco a todas las personas que hicieron posible mi llegada al club, también a mis compañeros, cuerpo técnicos, médicos, fisios, neurociencia, seguridad y empleados del club, por el año que vivimos con mi familia», escribió Agustín. Y no es para menos: a pesar de los altibajos, River le abrió las puertas de la selección uruguaya. ¡Bielsa lo convocó y lo tuvo en el banco ante Paraguay y Venezuela!

Ahora, con la cabeza puesta en el Bragantino, Sant’Anna buscará revancha. La operación se cerró en aproximadamente u$s 1.500.0000 por el 50% del pase. Un buen negocio para River, que le da salida a un jugador que no iba a tener muchos minutos. ¿Lo extrañaremos? Y… quizás en algún partido puntual, pero la realidad es que el lateral derecho está bien cubierto.

Lo cierto es que Sant’Anna se va agradecido: «También quiero despedirme y agradecerles a esta hermosa hinchada, por el cariño y el respeto que tuvieron conmigo y mi familia. Gracias y mil gracias». ¡Éxitos, Agustín! Y que te vaya bien en Brasil, aunque te confieso, ¡un poquito de River te vamos a extrañar!