El Kily González, DT de Unión, habló luego de la derrota 2-0 contra Independiente Rivadavia. Reconoce la falta de contundencia y asume la responsabilidad por el flojo funcionamiento del equipo, que lo deja en el fondo de la tabla. «Me hago cargo, hay que mejorar», sentenció.
El Tatengue cayó en Mendoza y el Kily González, con la cara más larga que la de Mostaza Merlo en un descenso, dio la cara. La derrota 2-0 contra la Lepra mendocina dejó a Unión en la lona, hundido en el fondo de la tabla y con más dudas que certezas.
Un Kily González autocrítico tras la derrota
«Más allá de someterlos, no tuvimos la contundencia que necesitamos como equipo», arrancó el Kily, con una frase que ya suena a tango repetido en Santa Fe. ¿Te suena familiar, bostero? Es como cuando Román decía que jugaban bien pero no convertían. Reconoció el golpe del segundo gol, un rebote que les cayó justo al rival, como si la suerte también les hubiera dado la espalda. Y sobre el penal, «fue un penal inocente y se nos hizo el partido cuesta arriba, cometemos errores y los pagamos». ¿Inocente? Parecía penal de Palermo en un amistoso de verano.
Pero el Kily, como buen caudillo, no se escondió. «No tuvimos la inteligencia para ver por dónde estaba el partido», admitió, reconociendo que Independiente Rivadavia los vacunó de contra como si fueran juveniles. Y la frutilla del postre: «No estamos en el funcionamiento que uno intenta hacer». ¿Y en cuál están, Kily? ¿En el del Barcelona de Guardiola o en el del Deportivo Mandiyú del 95?
El Tatengue viene de caer con la Lepra mendocina. Foto Prensa Independiente Rivadavia.
Alarma roja: Unión en el fondo de la tabla
La situación del Tatengue es preocupante. Están en el fondo de la tabla, con menos puntos que un equipo de baby fútbol. «Obvio que los puntos me preocupan, tenemos que sumar, pero hay que seguir, no queda otra», dijo el Kily, con la voz entrecortada. Y sí, Kily, si siguen así van a terminar jugando la Copa de Leche. Unión ganó apenas dos partidos en lo que va del año: contra Gimnasia y Colegiales. Dos victorias en nueve partidos. Un promedio que ni el Bambino Veira en sus peores épocas.
El Kily está preocupado por las fallas de su equipo. (FOTO: Captura de TV)
El Kily asume la responsabilidad
Pero a pesar del panorama negro, el Kily no se achica. «Me hago cargo, hay que mejorar», tiró, con la frente en alto. Como un boxeador que está contra las cuerdas pero sigue tirando golpes. Señaló la falta de fluidez y la poca claridad para convertir, incluso cuando el rival se quedó con uno menos. «No me preocupa el funcionamiento, sino en cómo atacar», afirmó. Pará, Kily, ¿no te preocupa el funcionamiento? Si juegan como si estuvieran con patines en una cancha de hockey.
El próximo desafío: Banfield
Unión tendrá una nueva chance para levantar cabeza el lunes 17, cuando enfrente a Banfield. ¿Podrá el Kily enderezar el barco o se hundirá como el Titanic? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, los hinchas tatengues rezan para que no termine como el Chavo del Ocho: sin un punto en la tabla.