Un mural de Juan Sebastián Verón, ídolo de Estudiantes, fue vandalizado en La Plata, desatando temores de una nueva ola de conflictos entre hinchas del Pincha y Gimnasia. Las autoridades ya están en alerta, recordando incidentes similares del año pasado.
La pasión, esa que nos mueve a todos en el fútbol, a veces cruza la línea, ¿no? En La Plata, la ciudad de los clásicos picantes, un mural que homenajeaba a Juan Sebastián Verón, ese jugador que supo vestir la camiseta del Pincha con alma y corazón, amaneció vandalizado. La obra de arte, ubicada en la intersección de Diagonal 78 y 4, cerca del templo albirrojo, buscaba inmortalizar al ídolo en blanco y negro, pero la intolerancia le jugó una mala pasada.
El fantasma de las pintadas
Y claro, a uno se le viene a la cabeza el recuerdo de lo que pasó el año pasado. Esos incidentes que nos dejaron con un sabor amargo, demostrando que el folclore del fútbol, a veces, se nos va de las manos. Porque si bien entendemos que el hincha vive a flor de piel, a veces, algunos no entienden que la rivalidad solo debe quedar en la cancha. A principios del 2024, los hinchas del Lobo se juntaron en 1 y 60 para pintar sobre los murales de Estudiantes, una muestra de provocación que ya encendía las alarmas. Los cantitos y los fuegos artificiales no hicieron más que echar leña al fuego.
Fue en ese momento cuando la Aprevide, como si fuera un árbitro intentando poner orden en un clásico caliente, tuvo que intervenir. Y ojo, la cosa no quedó ahí, porque las pintadas y las amenazas se multiplicaron como los goles de un delantero imparable. La tensión era tanta que hasta el partido entre Gimnasia y Estudiantes tuvo que cambiar de horario, una medida que pocos vieron con buenos ojos, pero que buscaba evitar males mayores.



¿Se viene otra batalla de murales?
Ahora, con la vandalización a la imagen de la Brujita, vuelve a la mesa el debate sobre la intolerancia en el fútbol. ¿Será que no aprendimos nada de lo que pasó el año pasado? ¿Volveremos a ver cómo las calles se convierten en un campo de batalla de pintadas y provocaciones? La verdad, uno ya se cansa de ver siempre lo mismo. Es como ese jugador que te juega siempre el mismo amague, ya sabés que viene, pero igual te la comes. Y duele que un ídolo como Verón, que dejó todo por el club, sea el centro de este tipo de agresiones.
Esperemos que las autoridades tomen cartas en el asunto, y que logren bajar el nivel de ebullición de los hinchas. Porque, al final del día, solo queremos disfrutar de un partido de fútbol en paz, sin tener que preocuparnos por lo que pasa afuera de la cancha. El fútbol es pasión, sí, pero también tiene que ser fiesta. ¿O no, gente?