Gago, tras la derrota de Boca ante Newell’s, reconoció el flojo partido del equipo y justificó la ausencia de Palacios por incumplimiento del reglamento interno. Además, se refirió a la lesión de Ander Herrera y al penal errado por Cavani que pudo haber cambiado el rumbo del partido.
Gago, sin filtro: «Jugamos mal, no hay que darle más vueltas»
Fernando Gago, el entrenador de Boca, no se anduvo con chiquitas después de la derrota 2-0 contra Newell’s en Rosario. Con una sinceridad que haría sonrojar al mismísimo Coco Basile, calificó el desempeño del equipo como «muy malo». «Ni antes éramos tan buenos ni ahora tan malos», tiró Pintita, en una frase que seguro dará que hablar en el mundo bostero. Para el DT, el equipo no estuvo fino, perdió muchos duelos y no supo manejar la pelota cuando debía atacar. Un partido para el olvido, como diría el Bambino Veira en sus épocas de comentarista.
¿Palacios? Ausente con aviso
La ausencia de Carlos Palacios en la lista de convocados generó revuelo. Pero Gago, fiel a su estilo, aclaró el panorama: el volante chileno no estuvo presente en el primer entrenamiento de la semana y, como reza el manual de convivencia xeneize, «hay reglas que se deben cumplir». ¿Habrá multa económica? ¿Se le descontará del sueldo como a Riquelme en el 2001? Amanecerá y veremos. «Acá hay normas desde principio de año», sentenció el técnico, dejando en claro que con él, la disciplina no se negocia. En el vestuario bostero, parece que el que se duerme, pierde.
Herrera, otra vez lesionado; Cavani, al palo
Para colmo de males, Ander Herrera, quien había ingresado en el segundo tiempo, tuvo que abandonar la cancha a los pocos minutos por una lesión. Una situación que recuerda a la maldición de Palermo en el ’98, cuando se lesionó tres veces la misma rodilla. Mañana se le realizarán estudios para determinar la gravedad del asunto. Y como si fuera poco, Edinson Cavani, que venía de meterla de todos los colores, estrelló un penal en el palo. ¿Mufa rosarina? ¿La pelota no quiso entrar? El uruguayo, que venía con la puntería afinada como el Enzo del ’86, esta vez no pudo convertir.
