Enzo Fernández metió un golazo ante Brasil tras una jugada colectiva memorable que arrancó desde el Dibu Martínez. La Scaloneta ganó 2-0 y el Monumental fue una fiesta.
Un gol de otro planeta: Enzo Fernández y una obra de arte en el Monumental
La Selección Argentina bailó a Brasil en el Monumental y lo liquidó con un 2 a 0 contundente. Enzo Fernández, el ex River que ahora la rompe en el Chelsea, se despachó con un golazo para el recuerdo, el segundo de la noche, tras una jugada que arrancó en los pies del mismísimo Dibu Martínez, y que incluyó ¡33 toques! Sí, leyó bien, 33 toques. Casi como el Barcelona del Guardiola, pero con más potrero y menos tiki tiki.
A los 12 minutos del primer tiempo, con el partido recién abierto por el gol de Julián Álvarez -otro que se vistió de héroe-, la Scaloneta armó una jugada de esas que te hacen amar el fútbol. De arco a arco, con una precisión quirúrgica y una paciencia digna de un monje tibetano, la pelota fue pasando de pie en pie, hasta que Nahuel Molina, desde la derecha, metió un centro que, tras un desvío, le cayó justo a Enzo en el área chica. Y el pibe, con la sangre fría de un asesino serial -futbolísticamente hablando-, la mandó a guardar. Un golazo con todas las letras.
El golazo de Enzo Fernández contra Brasil
¿Es Enzo Fernández el nuevo Redondo? El debate está abierto
El golazo de Enzo no solo desató la locura en el Monumental, sino que también abrió un debate picante en las redes: ¿Estamos ante el sucesor del Príncipe Redondo? Las comparaciones son odiosas, sí, pero… ¿quién se anima a negar cierto parecido en la elegancia, la visión de juego y la pegada? Bah, capaz que Eber Ludueña lo explica mejor.
La Scaloneta sigue intratable: ¿Hay alguien que les pueda ganar?
Con este triunfo, la Selección Argentina no solo se afianza en la cima de las Eliminatorias, sino que también deja en claro que sigue siendo la bestia negra de Brasil. ¿Habrá algún equipo en el planeta que pueda frenar a esta Scaloneta? Con Messi enchufado y una banda de pibes que juegan como los dioses, la verdad que da para ilusionarse.
