En un partido picante, Newell’s madrugó a Boca con un gol de Luciano Herrera a los cinco minutos, tras un pase largo de Keylor Navas y una peinada de Carlos González que descolocó a la defensa Xeneize. Previamente, el encuentro se retrasó por agresiones a los arqueros de Boca con proyectiles desde la tribuna.
¡La Lepra lo vacunó al Xeneize en el Coloso!
Arranque con pimienta en el Coloso Marcelo Bielsa. Apenas a los cinco minutos, Newell’s ya le había cantado la justa a Boca, aprovechando un arranque más dormido que siesta de verano del equipo visitante. ¿El verdugo? Luciano Herrera, con una definición que ni el mismísimo Palermo podría discutir.
La jugada, digna de un compilado de «Lujo y Traición», arrancó con un saque largo del Tico Keylor Navas desde su propio arco –sí, leyó bien, un saque de arco– que encontró la testa de Carlos González. El delantero peinó la pelota para Herrera, quien la bajó con más clase que Riquelme en sus mejores épocas y definió por arriba de Marchesín, dejando al arquero xeneize con la misma cara que el Bambino Veira cuando le anularon el gol a Maradona en México 86.
El gol de Luciano Herrera para poner en ventaja rápidamente a Newell’s ante Boca
Lluvia de proyectiles en el Coloso: Brey y Marchesín, las víctimas
Pero la fiesta leprosa casi se agúa antes de empezar. En la entrada en calor, el arquero suplente de Boca, Leandro Brey, terminó con un corte en el cuello producto de un vidrio arrojado desde la popular. Un papelón que empañó el espectáculo y obligó a demorar el inicio del partido. Ya con los equipos en cancha, Marchesín también fue recibido con una lluvia de latas, digna de un recital de rock pesado, pero con menos onda. El propio Ever Banega, con más paciencia que un monje tibetano, tuvo que limpiar el campo de juego para que el partido pudiera comenzar.
El corte que sufrió Brey en el precalentamiento de Boca
¿Se viene una sanción para Newell’s?
Lo cierto es que el accionar de algunos inadaptados -como diría Mostaza Merlo- opacó un arranque de partido electrizante. Habrá que ver si el Tribunal de Disciplina toma cartas en el asunto y si la Lepra deberá afrontar alguna sanción. Por lo pronto, el debate está abierto: ¿Exceso de pasión o simple falta de respeto? La pelota, como siempre, queda picando…