El presidente de Huracán, Abel Poza, con un pasado en la barra brava del club, fue increpado por referentes de la hinchada quienes lo acusaron de delatar a miembros de la barra a la policía. La situación se tensó, con versiones cruzadas sobre si hubo o no agresión física. El trasfondo de la disputa es la lucha por el poder en la barra, con la posible salida de prisión del actual líder y la intención de otros referentes de tomar el control.
¿De la popular al palco y de vuelta a los golpes?
La interna en la barra brava de Huracán parece una novela de suspenso, y el último capítulo tiene como protagonista al mismísimo presidente del club, Abel Poza, alias «El Rubio Abel» en sus épocas de tribuna. Resulta que Poza, quien dejó la barra hace 15 años, fue abordado por un grupo de pesos pesados de la hinchada liderados por «El Animal», un personaje con más chapa que Mostaza Merlo en Racing. La acusación: que el presidente entregó a la Secretaría de Seguridad los nombres de los barras involucrados en los incidentes del clásico con San Lorenzo, lo que derivó en 78 hinchas con derecho de admisión, más que los goles que le hizo Palermo a River.
La discusión, que empezó como un reclamo de potrero, fue subiendo de tono hasta transformarse en un verdadero quilombo. Hay versiones cruzadas: algunos testigos dicen que volaron trompadas dignas de una pelea de Maravilla Martínez, mientras que el entorno de Poza asegura que solo fue una charla «acalorada», como si hubieran estado debatiendo el penal de Higuaín en la final del Mundial. El presidente, con la cintura política que aprendió en los pasillos del club, evitó llamar a la policía, como si se tratara de un partido contra Boca en La Bombonera.
La lucha por el poder en la tribuna: un Boca – River sin pelota
El apriete a Poza no es un hecho aislado, sino un síntoma de la feroz interna en la barra brava del Globo. Con el jefe actual, Claudio «El Cone» De Respinis, en cana (hace tres semanas que ve el sol a cuadritos), «El Animal» y los hermanos Villalba vieron la oportunidad de dar el golpe y quedarse con la popular. Su propuesta: una especie de Pacto de Olivos barra brava, dejando atrás las diferencias y repartiendo la torta como si fuera el presupuesto del club. La idea era presentar la nueva conducción en el debut de la Sudamericana contra Corinthians en Brasil, un viaje que hubiera hecho feliz hasta al mismísimo Riquelme.
Más imágenes del tiroteo, afuera de la casa del jefe de la barra de Huracán
¿Habrá paz o se viene la guerra?
El problema es que «El Cone», como un Palermo en sus últimos años, no piensa colgar los botines (o en este caso, las banderas) tan fácilmente. Si sale de la cárcel, la lucha por la tribuna podría terminar como el Superclásico del gas pimienta: con heridos, suspendidos y un final bochornoso. Algunos creen que «El Cone» podría dar un paso al costado para evitar más quilombos, como hizo Bielsa cuando renunció a la Selección. Pero otros, más pesimistas que Caruso Lombardi después de un descenso, auguran una guerra sin cuartel por el control de la popular. Lo cierto es que en Parque Patricios el clima está más tenso que un penal en el minuto 90, y el próximo partido de local contra Aldosivi podría ser la mecha que encienda la dinamita. Habrá que ver si el «Rubio» Poza, con su pasado barra brava, puede apaciguar las aguas o si la situación se le va de las manos como un centro de Andrada.