Leandro Díaz, el delantero de Atlético Tucumán, le echó más leña al fuego a su historial con River luego de la derrota del Decano en el Monumental. Con una frase picante, minimizó los silbidos de la hinchada recordando su pasado polémico con el club.
El Loco Díaz y una chicana que retumbó en Núñez
River ganó, sí, pero el partido contra Atlético Tucumán tuvo su salsa aparte. Más allá del dominio Millonario, hubo momentos de zozobra, sobre todo con Leandro Díaz merodeando el área como un fantasma del descenso. Si bien el Pulpo Armani le ahogó el grito en un mano a mano, el Loco no se fue callado.
Recordemos el contexto: la previa del partido estuvo caldeada por los silbidos de la hinchada a varios jugadores de River luego del papelón en la Supercopa Internacional contra Talleres (¿A quién se le ocurre perder contra Talleres en una final internacional?). Lanzini fue el más apuntado, pero Díaz, del equipo visitante, también ligó su parte.
Y acá es donde el Loco se puso el traje de Eber Ludueña y tiró una frase para el debate: «No, la verdad que no escuché nada», dijo con cara de póker al ser consultado por los silbidos. Pero como si fuera poco, agregó: «Y sí insultaron no lo sé, como no se escucha nada…». Una respuesta digna del Bambino Veira en sus mejores épocas.
El gol de Leandro Díaz que condenó a River a la Promoción
La historia de nunca acabar
¿De dónde viene tanto resquemor? Para los que viven en un termo, Díaz, jugando para Lanús en 2011, metió el gol que mandó a River a la Promoción. Y como si fuera una escena sacada de una película de Olmedo y Porcel, tiempo después confesó que debajo de la camiseta del Granate tenía puesta la de Boca. Imaginen la cara de Passarella cuando se enteró.
¿Un provocador nato o un simple admirador de Palermo?
Díaz siempre aclaró que no es hincha de Boca, y que su único vínculo con el club es la admiración por Martín Palermo (¿Quién no quiso ser el Titán alguna vez?). Pero con estas declaraciones, el Loco echó nafta al fuego y dejó picando la pelota para que los hinchas de ambos bandos se agarren a piñas virtuales en las redes sociales. Total, para eso están, ¿no?
