El infierno del mediocampo de Boca sigue sumando víctimas: Rey Domenech y Alarcón se lesionaron en Perú y se suman a la larga lista de bajas. Gago, con menos volantes que un equipo de metegol, deberá recurrir a pibes o rezar por la vuelta de Herrera y Rojo.
Se lesionan hasta los fantasmas en la mitad de la cancha de Boca
La derrota contra Alianza Lima dejó a Boca con el ánimo por el piso y la enfermería a punto de estallar. No solo se perdió el partido, sino que encima dos volantes más mordieron el polvo: Camilo Rey Domenech y Williams Alarcón. Ambos salieron con sendas molestias musculares que los ponen en duda para la vuelta en la Bombonera. ¿Será que el puesto de 5 en Boca está maldito como la camiseta de la selección inglesa para los arqueros?
El mediocampo de Boca, un hospital de campaña
Si esto fuera un partido de Eber Ludueña, diríamos que el mediocampo de Boca parece la final de un campeonato de truco: todos tocados, rengos y pidiendo cambio. A las bajas ya conocidas de Ander Herrera, Tomás Belmonte e Ignacio Miramón (casi un equipo titular completo), se suman ahora Rey Domenech y Alarcón. Parece que para jugar de 5 en Boca hay que tener más suerte que Riquelme pateando un penal en el último minuto.
Rey Domenech tuvo que salir en el entretiempo con un vendaje en el gemelo derecho que preocupa más que un penal en contra en el minuto 90. Alarcón, el chileno con más garra que Arturo Vidal en un clásico, aguantó hasta el final, pero también terminó con una molestia muscular.
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¿Quién se pone la 5? Gago y el dilema del prisionero
Con este panorama, Gago deberá apelar a toda su sabiduría futbolística para armar el mediocampo. Las opciones son pocas y el tiempo apremia. Se habla de la posible vuelta de Ander Herrera, aunque no es un 5 natural. También está la opción de Milton Delgado, el pibe que la rompió en el Sudamericano Sub 20 y que tiene más futuro que el metaverso.
Otro que podría sumarse a la fiesta es Rodrigo Battaglia. Si Marcos Rojo se recupera y vuelve a la zaga, Battaglia podría ocupar el mediocampo. Claro, para eso Rojo tiene que estar al 100%, porque si no, terminamos con una defensa más vulnerable que la seguridad de un boliche en la costa. Como diría el Bambino Veira, “es un quilombo, papá”.
