Tras la eliminación de Boca de la Libertadores, se exige un cambio radical. Se plantea la disolución del Consejo de Fútbol y la llegada de un técnico con «chapa» como el Vasco Arruabarrena, Palermo o Guillermo Barros Schelotto. Se pide a Riquelme más humildad y cercanía con el plantel para cambiar el «aura perdedora».
¿Se le acabó el crédito a Román? Boca en crisis y el clamor por un golpe de timón
La eliminación de Boca de la Copa Libertadores a manos de Alianza Lima pegó como un misil en la Ribera. Y como suele pasar en estos casos, cuando el barco hace agua, todos miran al capitán. El hincha xeneize, con la paciencia agotada tras un nuevo fracaso internacional, apunta directamente a Juan Román Riquelme. La derrota no solo se llevó puesto a Fernando Gago, sino que dejó al descubierto la necesidad de una transformación profunda, un volantazo urgente que cambie el rumbo del club.
Chau Consejo, hola técnico ganador: las posibles soluciones
La primera medida que se baraja, y que seguramente generará un tsunami de opiniones en el mundo bostero, es la disolución del Consejo de Fútbol. Si bien está integrado por personas de confianza del ídolo, los resultados hablan por sí solos: el modelo, al menos hasta ahora, no funcionó. Como diría Mostaza Merlo, «con amigos así, para qué quiero enemigos».
Otro punto clave es la llegada de un técnico que inyecte optimismo y mentalidad ganadora al plantel. Y acá es donde la cosa se pone picante. Se pide un nombre que imponga respeto, que tenga espalda para bancarse la presión. Suenan fuerte nombres como el Vasco Arruabarrena -campeón de todo en su paso anterior por el club-, Guillermo Barros Schelotto -el último DT que levantó la Libertadores- o incluso el mismísimo Carlos Bianchi… Aunque claro, convencer al Virrey sería como pedirle a Maradona que vuelva a jugar un Mundial.
Que vuelva la alegría, carajo: el pedido del hincha
Más allá de los nombres, lo que se reclama es un cambio de actitud, desde la cabeza hasta los pies. Menos soberbia, más humildad y, sobre todo, que vuelva la alegría a un Boca que parece haber perdido la sonrisa. Se necesita un clima interno positivo, un ambiente de trabajo donde los jugadores se sientan cómodos… Nada de Caballeros de la Triste Figura, acá lo que se precisa son guerreros con hambre de gloria.
El hincha está cansado de las herramientas, quiere resultados. Es hora de que Román se ponga el overol y demuestre que está a la altura del desafío. Como decía el Bambino Veira, «el fútbol es un juego para vivos». Y en Boca, hoy por hoy, parece que hay más dormidos que despiertos.
